Fuego, sangre y resistencia: la vibrante crónica de Ramón J. Sender desde el frente en la Guerra Civil
La guerra civil española contada en primera línea por Ramón J. Sender. Contraataque es una crónica intensa y vibrante de los primeros meses del conflicto, desde el levantamiento de julio de 1936 hasta el asedio de Madrid. A través de su experiencia como miliciano republicano, Sender retrata con maestría el caos, la lucha y la esperanza de aquellos días decisivos. Esta edición rescata una obra clave del autor, cuya mirada incisiva y su prosa ágil nos sumergen en un testimonio directo de la historia. Un libro imprescindible para comprender el conflicto desde dentro.
A los seis años, Rivero, nacido en 1942 en Guantánamo, llega con su madre a la casa de su bisabuela, en Santiago de Cuba, donde pasa los años de la infancia a la juventud entre la escuela, su casa de la calle Santa Úrsula y la misa de los domingos. Mientras tanto, en la isla, el Ejército Rebelde ha derrocado al dictador Batista y, en 1959, Fidel anuncia el triunfo de la Revolución. Rivero tiene entonces diecisiete años y aún desconoce lo que el destino le depara en esta nueva Cuba. Los planes del joven Rivero se ven interrumpidos al ser enviado a una de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), los campos de trabajos forzados que, entre 1965 y 1968, aglutinaron a artistas e intelectuales disidentes, a homosexuales y a quienes profesaban una gran diversidad de religiones en Cuba. A partir de ese momento, la biografía de Rivero quedará marcada por la desesperación y la impotencia ante el odio y la suspicacia de un sistema militar opresor.
En verano de 1812, Napoleón, en el apogeo de su dominio de Europa, marchó hacia Rusia con el mayor ejército de la historia y la convicción de que la expansión de su imperio era imparable. Sin embargo, apenas dos años después sus ejércitos fueron derrotados y Rusia salió victoriosa. Gracias a un profundo conocimiento de la singular realidad social, política y económica en tiempos del zar Alejandro I, este ensayo muestra por primera vez el papel crucial que desempeñó Rusia en las guerras napoleónicas. Dominic Lieven despliega ante los ojos del lector un auténtico fresco en el que tanto el emperador y los oficiales de su Estado Mayor como los soldados cobran vida. El fascinante relato pormenorizado de los acontecimientos que marcaron primero la estratégica retirada de las tropas rusas y finalmente la marcha sobre Europa liderada por el ejército del zar permite al autor desmantelar el afianzado mito según el cual la derrota de Napoleón fue el resultado del inclemente paisaje invernal ruso y señalar así el decisivo lugar de Rusia en la política europea, un lugar que incluso hoy merece la pena recordar.
En esta penetrante obra, el hispanista Giles Tremlett recorre la intensa vida y el legado de Francisco Franco, el enigmático dictador que definió el siglo XX de España.
Francisco Franco pasó en pocos años de ser un joven oficial anónimo a convertirse en el general más joven de Europa, conocido por su ambición, talento y capacidad de mando.
Sin embargo, su figura como uno de los dictadores más longevos de la historia contemporánea mundial sigue siendo objeto de debate. Con el golpe de Estado militar que lideró y el personalísimo régimen de influencias fascistas instaurado tras tres años de cruenta guerra civil, ¿destruyó una España pujante y modernizadora o salvó al país del caos izquierdista?
Esta nueva y ambiciosa biografía explora las complejidades de la personalidad de Franco: su difícil relación con un padre exigente y liberal, su mesiánica adopción de la guerra como forja de la nación y la formación de su ideología autoritaria. La historia continúa con su implacable liderazgo durante la Guerra Civil, sus alianzas con Hitler y Mussolini, y la Guerra Fría que a continuación le permitió rehabilitarse internacionalmente.
Tremlett estudia cómo Franco modeló España desde una perspectiva que cuestiona su caracterización como un líder vacilante. En realidad, presenta a un dictador obstinado y reaccionario, pero de ideas políticamente simples, que usó el terror para mantener su férreo control del país. Tras el fracaso de sus políticas autárquicas y obligado cambio de rumbo a mitad de camino, lo que acabaría siendo su legado más duradero (y sorprendentemente anacrónico) fue el largo periodo de estabilidad que permitió que, a su muerte, España se sacudiera el espíritu absolutista que él mismo representaba.