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Si la filosofía de Kant constituye el punto de partida del pensamiento contemporáneo, la filosofía de Schelling representa uno de los caminos posibles y, sin duda, más originales.
Tras la muerte de su mujer en 1809, aquel que había sido discípulo de Fichte y seguidor de Hegel comienza a elaborar una filosofía crítica de la existencia, anteponiendo el ser a la esencia, aunque también a la conciencia. Schelling clausura así el Idealismo y avanza más allá, sentando las bases de algunos de los debates de mayor calado de la filosofía contemporánea.
Si la filosofía pura racional, meramente teorética, termina pensando el concepto de Dios, la filosofía positiva de Schelling invierte el modelo al considerar la existencia de Dios como raíz de la metafísica empírica que se desenvuelve en la historia. La conciencia humana aparece entonces como «éxtasis de Dios», elemento crucial en el drama divino, donde la divinidad pugna por superarse a sí misma, alcanzando el Bien y sometiendo al mal.
Al abordar de un modo que apunta al método fenomenológico la filosofía de la mitología, Schelling describe los fundamentos de esta peculiar historia sagrada a partir del hecho religioso, categoría que anticipa la filosofía de la revelación.
Friedrich Nietzsche es el pensador crítico por antonomasia. Se enfrentó a la cultura de su época, atacó de forma violenta la moral tradicional y llegó a predicar la muerte de Dios. Construyó una filosofía basada en la supremacía de la vida y decretó que el porvenir pertenecía a un nuevo tipo humano, el "superhombre", y al nuevo sistema de valores que traería con él. Su influencia hoy aún es abrumadora.
Este libro constituye el acercamiento ideal al crítico más radical y lúcido de la sociedad contemporánea, cuyas ideas aspiran también a configurar el futuro.
Sócrates no escribió nada, ni fundó ninguna escuela, ni desarrolló teorías concretas. Sin embargo, su figura es una de las más influyentes de la historia del pensamiento y se ha convertido en símbolo del pensador crítiico que llega hasta las últimas consecuencias por defender sus ideas. Esta obra ahonda en su marcada personalidad y su filosofía para entender mejor la importancia que ha tenido su método racional en el pensamiento occidental, que parte del reconocimiento de la propia ignorancia para, a través del diálogo y la contradicción, conducir al interlocutor hacia la verdad.
En 1839 los rumores sobre unas extraordinarias ruinas de piedra enterradas en las selvas de Centroamérica llegaron a oídos de dos de los exploradores más intrépidos del mundo.
Cautivados por las noticias, el diplomático norteamericano John Lloyd Stephens y el artista británico Frederick Catherwood —ambos ya conocidos por sus aventuras en Egipto, Tierra Santa, Grecia y Roma— zarparon del puerto de Nueva York en una expedición a las inhóspitas selvas de los territorios actuales de Honduras, Guatemala y México.
Lo que descubrieron cambiaría drásticamente el entendimiento de Occidente respecto a la historia humana.