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MORAL Y CIVILIZACION. UNA HISTORIA

¿Cómo hemos pasado de sociedades pequeñas de cazadores-recolectores, en las que cualquier miembro ajeno a ellas era considerado un enemigo, a coexistir en civilizaciones extensas en las que nos codeamos cada día con multitud de desconocidos? ¿Qué se ha removido en nosotros para pasar del impulso xenófobo de hacer la guerra a los forasteros a convivir con ellos tratándolos con benigna desatención? ¿Cómo ha sido el tránsito de la ética de la sabana a la ética de la civilización? Se ha producido una evolución importante desde la moral que imperaba hace millones de años en las minúsculas colectividades de nuestros ancestros hasta la actual moral de las civilizaciones extensas. Hemos alcanzado lo que se denomina dominio ecológico: estamos en lo alto de la cadena trófica y ya no tenemos depredadores importantes de los que preocuparnos. Ahora, las principales presiones de selección que se ejercen sobre nuestra especie proceden de ella misma.
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MORIR EN LA EDAD MEDIA

Por tratarse del fenómeno más universal, la muerte ha despertado el interés de un amplio espectro de especialistas: médicos, demógrafos, sociólogos, teólogos, moralistas, filósofos y, por supuesto, historiadores. La definida hace años como " nueva historia " hizo de la muerte en el occidente medieval uno de sus temas estrella. En ese mundo se forjaron muchos de los sentimientos y normas que habían de rodearla, y algunos de sus rasgos se han conservado hasta día de hoy. A tal problemática va dedicada esta obra planteada como un estado actual de la cuestión.
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MUDLARKING. HISTORIA Y OBJETOS PERDIDOS

Durante miles de años, los seres humanos han perdido sus posesiones y han arrojado su basura en el río Támesis, convirtiéndolo en el yacimiento arqueológico más extenso y variado del mundo. Para los expertos, sus tramos fangosos ofrecen un vínculo tangible con el pasado y una conexión con el mundo natural en una ciudad caótica. Lara Maiklem se mudó a Londres a los veinte años. Atraída inicialmente por la ciudad, pronto se encontró a la deriva, añorando el consuelo que había conocido al crecer entre la naturaleza. En las orillas del Támesis descubrió el mudlarking: el acto de hurgar en el barro en busca de objetos desechados por generaciones anteriores de londinenses. Durante los siguientes quince años, sus días fueron dictados por las mareas y los dedicaría a la búsqueda de objetos que el río desenterraba: desde pedernales neolíticos a horquillas romanas, de hebillas de zapatos medievales a botones de los Tudor, de pipas de arcilla georgianas a medallas de guerra perdidas o descartadas. Desde las mareas del río en el oeste de la ciudad hasta su desembocadura en el mar en el este, Mudlarking es la historia del Támesis y sus gentes a través de estos objetos. Una fascinante búsqueda de la paz a través de la soledad y la historia de Londres que recupera las voces de muchos londinenses que habían sido olvidados.
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MUERTES REGIAS. COMO MURIERON LOS REYES

Uno se imagina los últimos momentos de los monarcas envueltos en la misma pompa y circunstancia que los rodearon en vida, sin perder un ápice de su majestad en el trance definitivo. Con serenidad, solemnidad y en silencio. Pero las excepciones a ese lienzo ritual y ceremonioso no son pocas. Están, de un lado, los que murieron en el campo de batalla, como el aragonés Pedro II, que falleció combatiendo a los cruzados de Simón de Monfort en Muret (1213), mientras defendía a sus súbditos de Occitania. Y son mucho más abundantes los que perdieron la vida en circunstancias extrañas o rocambolescas, que han propiciado toda suerte de teorías y especulaciones. En este ameno libro el historiador Manuel García Parody, con el rigor que caracteriza su ya extensa trayectoria, aborda algunas de esas muertes regias exentas de la solemnidad y de la heroicidad que se les presupone.
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MUJERES QUE GOBERNARON EL MUNDO

En el panorama político actual, las mujeres gobernantes son escasas. Sin embargo, hace miles de años, en el antiguo Egipto, las mujeres eran faraonas que controlaban un Estado autoritario en tiempos de guerra y de paz. A pesar de su éxito, a menudo acababan siendo utilizadas como meros peones en una sociedad patriarcal. Mediante el estudio de la vida de seis notables faraonas incluidas Hatshepsut, Nefertiti y Cleopatra, la célebre egiptóloga Kara Cooney explica cómo gobernaron estas mujeres y qué hizo único al antiguo Egipto entre los grandes imperios de la historia. Un extraordinario testimonio que arroja luz sobre las complejidades de su inusitado poder y explica por qué nunca se ha visto nada igual desde entonces. Pero ¿qué tenía de especial el antiguo Egipto para que las mujeres accedieran a los más altos cargos políticos? ¿Qué tenían estas mujeres que les permitió superar los obstáculos para ostentar el trono? Un libro que nos ofrece un fascinante relato sobre el poder femenino en la Antiguy#776;edad y nos plantea dos cuestiones fundamentales: ¿por qué las mujeres no gobiernan el mundo?, ¿por qué deberían gobernarlo?
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MUJERES VIAJERAS

En la Antigüedad, mientras los hombres se lanzaban a empresas de exploración y conquista, las mujeres permanecían inmóviles en su hogar. El Medioevo les otorgó una forma de viaje permitido: la peregrinación a los Santos Lugares. Durante el Renacimiento, artistas e intelectuales humanistas viajaron a Italia para tomar contacto con la cultura clásica, anunciando los Grand Tour, las giras educativas por Europa que en el siglo XVIII realizarían los jóvenes aristócratas británicos. Esos itinerarios estaban reservados a los varones, por entonces las mujeres sólo podían desplazarse como acompañantes de sus maridos. Aun desde ese lugar, el viaje les abrió nuevos horizontes. Dejaron de ser espectadoras pasivas de los desplazamientos de otros para convertirse en observadoras de nuevas dimensiones espaciales y emocionales, e incluso en narradoras que exploraban la propia subjetividad: su mirada curiosa empezó a transformarse en literatura de viaje, un género en el que se amalgamaba el propósito testimonial con el registro privado, íntimo, de la autobiografía, el diario o las cartas que reponían la experiencia personal. El momento de cambio en el siglo XIX vino con la descolonización y la creación de nuevos estados, en coincidencia con el surgimiento del feminismo. Las mujeres ya no escribieron recluidas en sus casas o en los conventos, y durante el avance hacia la emancipación civil y política que alcanzarían en la centuria siguiente, reseñar sus viajes fue una manera de apropiarse de ciertos derechos exclusivos de los varones. Accedieron así a la escritura como profesión y, en consecuencia, a la esfera pública. Estas escritoras proyectaron en sus narraciones la imagen que tenían de sí mismas. Como nos muestran las protagonistas de este libro, en cada caso las motivaciones personales enmarcan el relato. Son, en su mayoría, las de la burguesía trotamundos: huir de la realidad cotidiana, ir en busca de aventuras, lograr la realización personal, escoltar al marido. Entre ellas hay una militante anarquista que escapa de la persecución política. Para unas, la Argentina es el punto de partida. Para otras, el lugar de destino. Sus miradas y sus voces son plurales. El viaje las impulsa a recrear el itinerario en la memoria, para escribirlo, para invitarnos a recorrerlo junto a ellas.
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