En 1785, cuando el gran poeta alemán Friedrich Schiller escribió su inmortal Himno a la alegría, cristalizó las esperanzas y los sueños más profundos de la Ilustración europea para una nueva era de paz y libertad, una época en la que millones de personas se considerarían como iguales. La Novena Sinfonía de Beethoven dio entonces alas a las palabras de Schiller, pero apenas un siglo después esas mismas palabras fueron reivindicadas por los propagandistas nazis y tergiversadas por la barbarie.
Cuando se trata de cómo las sociedades recuerdan estos sueños y catástrofes cada vez más lejanos, solemos pensar en libros de historia, archivos, documentales o memoriales tallados en piedra. Sin embargo, en El eco del tiempo, el galardonado crítico e historiador cultural Jeremy Eichler defiende de forma apasionada y reveladora el poder de la música como memoria de la cultura, una forma de arte singularmente capaz de transmitir el significado del pasado.
¿Por qué Egipto? ¿Cómo nació? ¿Cuáles eran sus valores intangibles? ¿Por qué no sufrió ninguna guerra religiosa? ¿Por qué se fundamentaba en ritos iniciáticos y cuáles son sus contenidos?
¿Cómo se descubrió el secreto de la eternidad?
Como resultado de más de medio siglo de investigaciones, esta obra, ilustrada con unos documentos destacables, muchos de ellos raros y poco conocidos, intenta comprender cómo el Egipto faraónico configuró el alma del mundo y consiguió el matrimonio imposible entre el espíritu y lo material.
Un libro fascinante en torno a un personaje de excepción: el emperador Haile Selassie de Etiopía, el Rey de Reyes, el León de Judá, el Elegido de Dios, el Muy Altísimo Señor, Su Más Sublime Majestad, descendiente directo de Salomón, que gobernó su país como monarca absoluto durante casi cincuenta años, hasta que en 1974 fue derrocado por un Consejo Revolucionario.
Ryszard Kapuściński viajó a Etiopía, se sumergió en un país azotado por una confusa guerra civil y, cautelosamente, superando desconfianzas y temores, logró entrevistar a los antiguos dignatarios de la corte imperial, así como a los servidores personales del Emperador, en su día dedicados a los más variopintos e insólitos menesteres.
"Este libro aborda la figura del emperador Juliano, tradicionalmente conocido como “el Apóstata”, desde diversas perspectivas. Se ofrece una aproximación a los principales eventos que marcaron la corta vida de un personaje que pretendió revertir el proceso de cristianización del Imperio romano en el siglo IV. A continuación, se lleva a cabo un detallado estudio de la amplia obra literaria de Juliano, el emperador de quien se conserva un mayor número de escritos. Por último, se presenta un panorama que recoge los principales ejemplos de su presencia en el imaginario cultural europeo, desde su mistificación en martirologios medievales a su aparición en el cómic y la literatura contemporánea. Destinado a estudiantes y a lectores interesados en el mundo antiguo, este volumen aspira a constituir una primera toma de contacto con la vida y la obra de un personaje, cuyo legado representa un ilustrativo ejemplo de los avatares sufridos en el proceso de conformación de la herencia cultural occidental como producto del ensamblaje de la tradición grecorromana en el orden cristiano. Alberto J. Quiroga Puertas es profesor titular en el Departamento de Filología Griega y Filología Eslava de la Universidad de Granada."
Margaret Thatcher definió a los dirigentes de la huelga de los mineros de 1984-1985 como "el enemigo interior". En este extraordinario relato Seumas Milne revela hasta dónde estuvieron dispuestos a llegar el gobierno y sus servicios de inteligencia para destruir al sindicato de los mineros británicos. Su investigación pone al descubierto la guerra secreta que la administración Thatcher libró contra ellos y contra la disidencia política, y el precio que infinidad de comunidades en todo el país tuvieron que pagar. "La huelga de los mineros de 1984-1985 significó un hito en la historia del país del período posterior a la guerra. De hecho, no ha habido ningún acontecimiento similar (en magnitud, duración e impacto) en ninguna otra parte del mundo. Fue el enfrentamiento interno decisivo de los años de gobierno de Thatcher: un conflicto que enfrentó al sindicato más poderoso y politizado del país contra una administración gobernada por la derecha más dura y conservadora, empeñada en una venganza de clase y dispuesta a arrasar en ella las zonas industriales y el sector de la energía del país, sin reparar en los costes. Todo ello convulsionó a Gran Bretaña, convirtiendo a las comunidades mineras en territorios ocupados, y estuvo más cerca de lo que se creyó entonces de vencer el ataque del gobierno de Thatcher a las organizaciones de los trabajadores. Aquella huelga, que duró un año, fue una batalla defensiva para proteger sus medios de vida y sus comunidades, que los mineros no pudieron evitar. Pero también fue un desafío a la transformación destructiva de la vida económica basada en el beneficio y el mercado."
En 1992, tras un intenso debate social y político, y solo tres años después de la caída del muro de Berlín, el gobierno de una Alemania recientemente reunificada decidió abrir los expedientes de la Stasi. Este órgano de la RDA, uno de los servicios de inteligencia más efectivos del mundo, llegó a espiar a una parte significativa de su población, a través de una red de colaboradores informales conocidos como IM (Inoffizieller Mitarbeiter). Supuso toda una conmoción social, ya que esta red la conformaron todo tipo de individuos. Parejas, amistades, familiares… Cualquier persona del entorno inmediato podía haber actuado en algún momento como informador sin siquiera levantar sospechas.
En 1978, siendo estudiante, el historiador británico Timothy Garton Ash se trasladó a la ciudad de Berlín para investigar las resistencias al nazismo, con un salvoconducto que le permitía moverse libremente a ambos lados del muro. Como tantos otros, no fue hasta la apertura de los expedientes cuando supo que había sido espiado. La lectura del sumario le reveló que personas íntimas; amigos en muchos casos a los que recordaba con afecto, habían informado continuamente de sus actividades. Es a partir de la reconstrucción de sus recuerdos, confrontados con la mirada paranoica de los agentes encargados de vigilarle —la mirada oficial—, como se construye esta excepcional obra. Tal y como él mismo dice: «Lo que encuentras [en los expedientes] no es tanto maldad como debilidad humana (…) Y cuando hablas con los implicados, lo que descubres no es tanto una deliberada falta de honestidad, como la capacidad infinita que tenemos todos para engañarnos a nosotros mismos».