Eric Hobsbawn dedicó este libro a unos personajes que no suelen aparecer en los libros de historia, aunque hayan dejado un legado más importante para nosotros que el de muchos reyes, ministros y generales. Gente poco corriente, como los héroes de una tradición radical que va de los destructores de máquinas de la primera industrialización hasta nuestros días, pasando por los «zapateros políticos». Como los guerrilleros de Vietnam, los estudiantes de mayo de 1968 o los protagonistas de la «revolución sexual». O finalmente, como los hombres del jazz, que acierta a situar en el lugar que les corresponde por justicia en la historia de la cultura del siglo XX.
La contribución de Grecia a la civilización occidental es vasta y fascinadora. Historia de los griegos constituye una obra inteligente y rigurosa que devuelve la condición de seres de carne y hueso a los grandes personajes de la cultura griega. Indro Montanelli, reconocido especialista en el tema, ofrece una visión casi periodística de la vida política y sociocultural del mundo griego.
Historia de Roma ofrece una serie de retratos apasionantes y veraces que iluminan en sus justos terminos a los protagonistas de aquella epoca irrepetible.
Los próceres y las personalidades de Roma no eran distintos del común de los mortales. Cesar fue un mujeriego toda su vida y se avergonzaba de su calvicie, pero eso no desmerece su grandeza militar y estadista. Augusto no dedicó todo su tiempo a organizar el Imperio, sino que parte del mismo lo ocupó en combatir la colitis y los reumatismos...
Segundo volumen de este monumental intento de establecer una filosofía de la Historia.
Editada por primera vez en España en 1923 y precedida de un prólogo de Ortega, esta obra, abundante en datos, teorías, reflexiones, etc., plantea la hipótesis de que Occidente no lo es todo, y que se acaba. Para Spengler la Historia está habitada de seres/culturas que nacen, crecen, se multiplican y mueren. Quizá la lectura ayude a responder alguna de las cuestiones que Ortega plantea en su texto: «¿De qué modo puede sucumbir una cultura que no sea por propia detención…?». Una obra magistral que ha trascendido al tiempo.
"La decadencia de Occidente" se editó por primera vez en España en 1923. Oswald Spengler había comenzado a escribir esta obra cuando la Primera Guerra Mundial interrumpió su tarea, y claro, la extendió, en varios sentidos. Ortega firma el prólogo de la edición española y escribe, casi de paso hacia otra reflexión: «… la guerra mundial, que no ha sido tan mundial como se dice…»; con ello se hace eco del punto de vista/palanca que el autor propone como explicación de su trabajo: Occidente no lo es todo y, además, se acaba. Y lo demuestra. Spengler maneja una ingente cantidad de información: baraja números, música, catedrales e hipótesis científicas con lo mágico, el sino y las eternas preguntas sin respuesta del hombre; sitúa su luz sobre los hechos en ángulos distintos de los acostumbrados y alumbra diferentes aspectos de las mismas cosas. Para él la historia está habitada de seres/culturas que nacen, crecen, se multiplican y mueren. Un monumental intento de establecer de establecer una filosofía de la Historia que establezca un marco global de comprensión de los hombres y las sociedades en el transcurso del tiempo.
LA FORMACIÓN DE FRANCIA cubre el amplio y turbulento periodo que se extiende desde los últimos años del siglo IX hasta la conclusión de la Guerra de los Cien Años, a mediados del siglo XIV.