¿Cómo aceptar los límites intrínsecos de nuestra existencia? ¿Cómo tomar buenas decisiones cuando siempre estamos desbordados? ¿Y si, para ser verdaderamente productivos, tuviéramos que dejar que las cosas sucedan en lugar de provocarlas? En su nuevo libro, Burkeman insiste en la importancia de liberarse de los ideales y los retos inalcanzables y propone un cambio de paradigma adoptando el imperfeccionismo como filosofía de vida. Si Cuatro mil semanas abordaba la aceptación de los límites de la existencia humana, este nuevo libro nos enseña a volver a lo esencial y escapar de la presión constante de una sociedad que nos empuja a la acumulación. Inspirado en la sabiduría de los antiguos maestros, la literatura clásica, la religión y la psicología, ofrece herramientas prácticas para redescubrir el sentido de la vida. Concebido como un retiro espiritual de 28 días, esta obra es una guía esclarecedora para establecer objetivos alcanzables y llevar una vida más sana, libre y feliz.
Llamamos melancólico a quien no puede hacer más que entregarse sin reservas a ese sentimiento de deambular en la oscuridad y desear la luz, y a su estado lo denominamos melancolía. La melancolía es recuerdo. Si hubo tormenta, habrá otra. Si hay marea baja, volverá a subir la marea. El hombre melancólico no se fija en lo que hay en un preciso momento, sino que espera la llegada de aquello que en ese momento no es. Se aferra mentalmente a lo previsible, aunque es posible que el recuerdo de lo imprevisible haya hecho ya mella en su confianza en la razón; teme lo que no está y por eso se angustia ante la llegada de aquello que espera.
Roberto Calasso evoca su infancia en la Florencia de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra.
Una bellísima evocación de episodios de la infancia en Florencia en los años de la guerra y la inmediata posguerra: un gato de peluche, la detención del padre tras el asesinato del intelectual fascista Giovanni Gentile, el abuelo editor, los soldados americanos vistos desde una ventana, la primera lectura de Proust con trece años, los secretos vínculos con Kafka y Pasternak, el descubrimiento del eros en unas ilustraciones de Orlando furioso de Doré, un par de cafés y una droguería, las figuritas del pesebre en el salón de casa, el olor del polvillo de los escombros de Por Santa María, la decisión infantil de llamarse Memè Scianca…
Actuar con moderación, ver las cosas no solo desde nuestra perspectiva, descubrir aquello que está fuera de nuestro control, desarrollar la empatía, asumir la autocrítica, analizar las causas de nuestra ira e impaciencia… Esto es lo que este extraordinario manual nos permite aprender al aplicar la filosofía estoica en nuestro día a día.
A través de 52 lecciones, el filósofo Massimo Pigliucci y el terapeuta Gregory Lopez nos muestran cómo superar las dificultades y hallar la tranquilidad en el mundo moderno con las enseñanzas de Séneca, Musonio Rufo, Epicteto o Marco Aurelio. Partiendo de los tres grandes objetivos del estoicismo —la Disciplina del Deseo, la Disciplina de la Acción y la Disciplina del Asentimiento—, los autores proponen una serie de ejercicios semanales y cuestionarios con el fin de llevar un registro de los progresos realizados al incorporar realmente la filosofía estoica en nuestras vidas.
Vigilando el ascenso de la extrema derecha y admirando la sexualidad, ojeando unas páginas de poética francesa o contemplando el diseño de interiores, viendo las narraciones del cine y descubriendo el espíritu de la infancia, escrutando los discursos y creencias de la astrología o atisbando el trasiego en los hoteles: siempre que Theodor W. Adorno dirige su mirada hacia cualquier arista de la realidad, consigue transformarla, destilando de ella un pequeño fragmento con el que poner en marcha el pensamiento.
En Minima moralia, texto a medio camino entre el ensayo y lo literario, Adorno nos enseña su lúcida escritura, en la que el pensar resulta indisoluble del vivir, y nos desvela su mejor y más elevado legado crítico: el arte de resistir.
¿Qué es la belleza? ¿Necesita el universo ser bello?En un momento en el que parece haber quedado relegada al aspecto de las cosas y los seres,François Cheng nos introduce, siguiendo las grandes tradiciones de Oriente y Occidente, a una visión filosófica y ética de la belleza.A lo largo de los dos textos recogidos en este libro, el académico francés reflexiona en torno a la antigua convicción de que existe un lazo íntimo que une belleza y bondad, un viaje que abarca desde la representación de la santidad, pasando por la singularidad de la creación artística y la simbología de la pintura China, hasta las virtudes humanas que Confucio atribuía a las grandes entidades vivas de la naturaleza. Una invitación a renovar la mirada, a descubrir el pálpito estético que late en cada acción y la dimensión moral que se esconde en toda belleza.