Un fascinante recorrido filosófico por la historia cultural en torno a la tensión entre el individuo y la sociedad.
Cada uno de nosotros es, antes que nada, un ser individual, único. Y si para muchos esto es un estímulo para cultivar la propia singularidad, para otros esta individualidad puede convertirse en una acuciante sensación de soledad, de la que solo es capaz de rescatarnos la pertenencia a un grupo o a una clase social, o la adhesión a una ideología. La historia de la filosofía nos muestra numerosos ejemplos de cómo algunos escritores y pensadores han reflexionado sobre cómo mantener viva la propia singularidad frente a las exigencias del clan o de la sociedad en su conjunto. Con esta tensión como telón de fondo, Safranski presenta las ideas de los genios artísticos renacentistas, los primeros ecologistas del siglo xix o los pensadores existencialistas. Y también nos brinda inéditas perspectivas sobre autores como Montaigne, Rousseau, Diderot, Kierkegaard, Hannah Arendt, Elias Canetti o Ernst Jünger.
Perteneciente a la etapa de "obras de juventud" de Aristóteles (384-322 a.C.), su breve tratado "Sobre el alma" aborda algunas de las principales cuestiones relacionadas con ésta, entendida como principio vital de los seres vivos: qué es, cómo se relaciona con su soporte corporal y cuáles son sus principales funciones. Frente a la opinión o parecer de alguno de sus predecesores en este examen, la originalidad de Aristóteles radica no sólo en la aportación de ciertas novedades al profundizar en el análisis de sus funciones vitales y en la interacción que mutuamente se ejercen alma y cuerpo, sino en su convicción de que, si de verdad queremos conocer qué sea el alma humana, el estudio debe ampliarse al alma de todos los seres animados. La presente edición, más filológica que filosófica, ofrece una traducción tersa y clara del texto griego original, prescindiendo voluntariamente de cualquier bagaje interpretativo que pueda lastrar la obra, e invita al lector a acercarse directamente al pensamiento del estagirita. Traducción e introducción de Antonio Guzmán Guerra.
¿Debemos creer a ciegas, como única verdad, en la visión del mundo y de la vida como una historia de final feliz? Esta rosácea pintura ha sido y es tenazmente defendida por el humanismo optimista que profesan los teóricos del progreso, el teísmo occidental y el pensamiento políticamente correcto de los gobiernos, que no suelen parase en barras, dicho sea de paso, a la hora de homologar al suicida con el demente y con el homicida. En su meditación, dirigida a todo hombre, sobre el dolor del mundo, el suicidio y la voluntad de vivir, Schopenhauer pretende mostrarnos, enarbolando la bandera de un humanismo pesimista, otras verdades más hondas, aunque más inquietantes, sobre nuestra naturaleza que han impresionado seriamente a figuras tan relevantes de nuestro siglo como Tolstói, Freud, Wittgenstein, Horkheimer, Thomas Mann y Charles Chaplin.
“¿Por qué es imposible que los filósofos de hoy en día no puedan escribir, al menos en parte, como hablan? ¿Son necesarias estas palabras tan terriblemente artificiales? ¿No se puede decir lo mismo de una forma más natural y humana? ¿Debe ser insoportable un libro para que sea de filosofía?”.
Siguiendo la estela de estas palabras que Friedrich W. J. Shelling dejó escritas hace más de doscientos años, Günther Anders centró buena parte de su obra en la reflexión sobre el lenguaje y el estilo filosóficos. Su búsqueda de un tono directo, lo menos “deformado” posible, que beba del mismo lenguaje cotidiano sin que por ello pierda precisión y claridad, lo opuso a la forma estilísticamente esotérica habitual dentro de su propio gremio: “Porque no hay ningún grupo que escriba en bloque de forma tan deplorable como ellos, y su tono de mezcla de cátedra sagrada, de mística y olor a moho, de exaltación y cuero es apenas soportable al oído del amante de la verdad”.
De todo ello trata, con ironía y a veces con amargura, pero con implacable lucidez, el texto que aquí presentamos, “Sobre el esoterismo del lenguaje filosófico”, hasta la fecha la única versión completa y corregida que existe en castellano.
Este pequeño tratado versa sobre el peligro de la avaricia, la codicia o el excesivo amor a las riquezas o, dicho de otro modo, sobre la necesidad del autodominio sobre el dinero, el lujo y las riquezas, y el beneficio de vivir con medida y templanza sobre los bienes que usamos. Incluye un segundo tratado, sobre la conveniencia de evitar las deudas.
¿Qué recorrido ha hecho la amistad desde el mundo antiguo hasta hoy? ¿Ha cambiado la Red de manera esencial el modo en el que nos relacionamos con nuestros amigos y enemigos? Uno de los autores clásicos que más ahondó en esta cuestión fue Plutarco, en tres de sus textos fundamentales nos enseñó a extraerle todo el jugo a este vínculo afectivo, a consolar, a protegernos de pelmas y de aprovechados, a ganar buenas compañías y a conservarlas... En definitiva, a volvernos maestros de esta clase de relaciones. Muchas de estas lecciones siguen vigentes, pero los tiempos
han cambiado. Internet ha supuesto una revolución
de los lazos humanos. Gonzalo Torné, con un ojo puesto en la obra de Plutarco, nos cuenta cómo las redes sociales y la mensajería instantánea nos han procurado nuevas maneras de prometer, de traicionar, de hacernos cargo; en definitiva, de vivir.