Sócrates no solo sabía que ignoraba toda técnica para acceder al bien y al Dios. Precisamente sabía que la ignoraba porque entendía de amor; y como entendía de amor, entendía de muerte. La sabiduría socrática es siempre, por lo menos, muy difícil de superar. ¿Acaso en nuestro tiempo se la ha dejado atrás definitivamente? ¿No ocurrirá que todavía tiene que enseñarnos lo que solo hoy, devastado el mundo en formas que antes no se pudieron imaginar, podemos aprender?
Tal vez por ello sea preciso volver a hacerse niño, para escuchar y mirar de nuevo los temas que mueven el corazón humano: el amor a los padres y a los amigos (philía), el amor que nace de la atracción (eros), amores ambos que tienen que ver con la caza filosófica y confrontan con la alteridad de los otros.
Se entra en la amistad y en el amor erótico sin saber cómo, no guiados por la conciencia o los conceptos, y menos aún por la filosofía. Pero nada obliga a suponer que la evolución de eros y philía tenga que conservar esta condición. El ser humano es también afán de claridad, afán de control de sí mismo; en definitiva, buscador de la virtud y la excelencia, que en la vida adulta a veces logra abrir a la trascendencia.
¿Qué tiene que ver la literatura con los principios de la termodinámica y el concepto de entropía planteados por Rudolf Clausius en 1865?
La concepción y el estudio de la literatura suelen remitir a un sistema cerrado y estable. Eso era comprensible en el siglo XIX, pero ya no. Hoy, el estudio de la literatura entendido como exégesis textual y vidas de santos no sirve para explicar cómo y por qué sigue siendo una actividad social y cultural significativa.
Literatura, lengua y lugar se pregunta, aplicando los principios de la termodinámica, qué pasa en la confluencia de estos tres elementos en un mundo acelerado y cambiante.
Rosi Braidotti, en este original ensayo, plantea una alternativa superadora a un Humanismo que se ha vuelto omnipresente y que históricamente ha escapado con astucia a los esfuerzos delimitadores de la teoría crítica. El «humano» es la criatura que proviene de la Ilustración y de su herencia: el sujeto cartesiano del cogito, la comunidad de los seres racionales de Kant o el sujeto-ciudadano, titular de derechos y propietario. Es un concepto que disfruta de un amplio consenso y conserva la tranquilizadora familiaridad del lugar común: damos por hecho nuestra pertenencia a la especie y hemos instaurado alrededor de ella la noción fundamental de Derecho. Pero ¿es realmente así? Rosi Braidotti, en este original ensayo, plantea una alternativa superadora a un Humanismo que se ha vuelto omnipresente ?impulsado sobre todo por los actuales progresos científicos y los intereses de la economía global? y que históricamente ha escapado con astucia a los esfuerzos delimitadores de la teoría crítica. De este modo, «lo posthumano», como posibilidad de superación de lo dado, aporta un significativo cambio de rumbo en el modo de entender las características fundamentales de nuestra especie, nuestra política y nuestra relación con los demás habitantes del planeta. Al mismo tiempo, plantea una serie de nuevos interrogantes en torno a la estructura misma de nuestras identidades compartidas.
Este alegato a favor de la ética a la hora de contar historias y pensar en utopías defiende que la búsqueda de la verdad ante la violencia y la catástrofe climática tiene que mirar en distintas direcciones: hacia atrás, para comprender qué ha pasado, y hacia delante, para mostrar lo que será y no olvidar que también debemos hablar de lo que podemos esperar.
Si echamos un vistazo a la historia reciente, vemos cuáles son las dos perspectivas que más han conformado nuestras ideas sobre el liderazgo: la economía, centrada en la productividad, y la psicología, centrada en la motivación.
Ya ha sido esclarecido el problema de las circunstancias históricas (materiales, técnicas, burocráticas, jurídicasà) en que tuvo lugar el exterminio de los judíos. Muy diferente es la situación respecto del sentido ético y político del exterminio o, incluso, simplemente de la comprensión humana de lo que ha ocurrido, es decir, en última instancia, de su actualidad. No solamente falta aquí algo así como un intento de comprensión global, sino también del sentido y de las razones del comportamiento de los verdugos y las víctimas; cuyas propias palabras, muy frecuentemente, siguen apareciendo como un insondable enigma, fortaleciendo la opinión de los que quieren que Auschwitz permanezca por siempre incomprensible. La aporía de Auschwitz es la misma aporía del conocimiento histórico: la no-coincidencia entre los hechos y la verdad, entre la constatación y la comprensión. Como se verá en este libro, casi ninguno de los principios éticos que nuestro tiempo ha creído poder reconocer como válidos ha podido superar la prueba decisiva, la de una æEthica more Auschwitz demonstrataÆ. El proyecto filosófico æHomo sacerÆ, que Giorgio Agamben construyó a lo largo de veinte años de reflexión y escritura, es uno de los más influyentes, citados y discutidos de las últimas décadas en todo el mundo. Se compone de nueve libros en los que el pensador italiano investiga y analiza el origen, la construcción, el alcance y los usos que constituyen la maquinaria política del poder en Occidente.