En 1843 H. D. Thoreau escribió una reseña de El Paraíso al alcance de todos los Hombres, sin Trabajo, mediante la Energía de la Naturaleza y la Máquina, de J. A. Etzler. La reseña criticaba las utopías tecnológicas que pretenden transformar el mundo con la excusa de conseguir un paraíso de abundancia y felicidad para el ser humano, mediante la aplicación y el desarrollo de las técnicas y la maquinaria industrial.
Las obras de Thoreau no parecen suscitar hoy la rebeldía y la desobediencia que debiera inspirar una lectura consecuente de su obra, donde la experiencia de la naturaleza se convirtió en la defensa de una conciencia que corría el peligro de extraviarse con los avances de la modernización. No se trata en Thoreau, por tanto, de una defensa de la naturaleza como si de un protoecologista se tratase. Más bien nos encontramos ante la resistencia de la conciencia individual a las transformaciones que la economía industrial empezaba a propiciar en el siglo XIX.
Hoy vivimos la culminación de esa época y sus desastrosas consecuencias. Las desaforadas utopías tecnológicas ya no sólo pretenden transformar el mundo para ofrecernos un inmenso y artificial Jardín del Edén, sino que, ante la constatación del fracaso de sus intentos, la única respuesta es una nueva vuelta de tuerca en el acondicionamiento tecnológico, que se extiende a cada vez más ámbitos de la existencia. El cultivo de nuestra conciencia no sólo ha perdido su relación con la naturaleza, sino que puede llegar a ser prescindible en un mundo donde todo lo producido tendrá la marca de «inteligente» para evitarnos el trabajo de serlo nosotros.
Quizá sea demasiado pedir que los libros tengan hoy la capacidad de inspirar, siquiera de conmover, a quien los lee. Si con El paraíso —que merece ser— recobrado contribuimos, al menos, a ofrecer una oportunidad para el cultivo de cierta rebeldía contra este estado de cosas, nos daremos por satisfechos.
La relación de Tomás Calvo con Aristóteles ha sido larga y fecunda. El gran estudioso de la filosofía griega, Catedrático de esta materia en la Universidad Complutense de Madrid, ha dedicado al Estagirita algunas de sus mejores páginas: dos modélicas traducciones (Acerca del Alma y Metafísica), acompañadas de sustanciosas introducciones y notas, un libro sobre el propio Aristóteles y el aristotelismo y numerosos trabajos sobre temas específicos, publicados en diferentes épocas, en muy variados y dispersos medios y en diversas lenguas. La gran mayoría de estos últimos se atesoran en este libro, lo que permite al lector un acceso cómodo y unificado a importantes estudios que de otra forma permanecerían poco accesibles.
La mirada del autor se detiene en algunas de las cuestiones cruciales del pensamiento aristotélico, en el ámbito de la física, la biología, la teología, la ética, los estudios literarios y, sobre todo, la metafísica, es decir, en los territorios preferidos y más importantes del filósofo griego, lo que convierte a este ensayo en una aproximación amplia y precisa sobre las cuestiones esenciales y las líneas maestras del pensamiento de Aristóteles.
Una reflexión radical sobre la primacía del goce desmedido en la sociedad capitalista contemporánea.
La vida contemporánea está definida por los excesos: siempre debe haber más, nunca nada nos parece suficiente. Es imprescindible un excedente de lo que necesitamos para disfrutar verdaderamente de lo que tenemos.
En El plus de goce, Slavoj Žižek argumenta que lo que excede nuestras necesidades es, por su propia naturaleza, insustancial e innecesario. Lo perverso de la cuestión, no obstante, es que sin dicho sobrante no seríamos capaces de disfrutar de lo sustancial y necesario, ni de identificar «la cantidad perfecta» para nosotros. ¿Hay alguna vía de escape al vicioso ciclo del plus de goce o estamos condenados a querer siempre más?
Referenciando desde la película Joker hasta canciones pop, desde Tomás de Aquino hasta la historia de las pandemias, Žižek sostiene que reconocer la sociedad de goce en la que vivimos tal como es puede proporcionarnos una explicación de los impasses políticos en los que nos encontramos hoy en día y plantea que si empezamos a reconocer, aunque sea un poco, que las perlas de «goce» que encontramos en el exceso son vanas y endebles, quizá podremos encontrar una salida.
¿En qué sentido el poder es una bestia magnífica? Michel Foucault no lo piensa como un monstruo frío o un leviatán, a la manera de Nietzsche o Hobbes, sino como un conjunto de dispositivos que hay que analizar para ver cómo funcionan, qué producen, cuáles son sus discursos y sus prácticas. Ahora bien, ¿cuándo y por qué Foucault empieza a interesarse en el poder? A través de entrevistas, conferencias e intervenciones en su mayor parte inéditas o inaccesibles en español, este volumen esclarece las circunstancias políticas y las preocupaciones personales que están en el origen de los libros y de los cursos del autor, y permite situarlos en el marco de una elaboración teórica en constante mutación.
En estos escritos sólo en apariencia laterales, Foucault relaciona con claridad de síntesis los saberes y las luchas: así, por ejemplo, revisa la función de la policía, las interpretaciones del terrorismo y de la violencia política, la dinámica de los nacionalismos, la medicalización de la sociedad, la situación de las instituciones penitenciarias. De estos textos surge un Foucault muchas veces coloquial, que articula sus ideas en el cruce entre la erudición y esa cotidianidad que se desprende de los programas televisivos, de la lectura de los diarios o de los sucesos puntuales en los que ha decidido intervenir.
El criterio de selección de los textos aquí reunidos incorpora los nuevos horizontes de lectura abiertos por los trabajos de Foucault recientemente publicados. En este sentido, el presente volumen busca funcionar como un puente entre sus cursos y sus libros, así como entre sus investigaciones y la actualidad. El poder, una bestia magnífica inicia una serie abierta, que contribuirá sin duda a una mejor comprensión del pensamiento foucaultiano.
¿Cuál es la clave para entender la naturaleza humana? Para Bertrand Russell la respuesta rotunda es el poder. El poder no solo es el objetivo último de nuestros actos, sino que contribuye, además, el elemento más decisivo para el desarrollo de nuestras sociedades.
A finales de la decada de 1930, cuando los totalitarismos se propagaban por toda Europa y el mundo se encontraba al borde de una guerra devastadora, un convencido Russell propuso alternativas racionales e inteligentes para hacer valer la autoridad sin tener que recurrir a extremismos violentos. El resultado es esta penetrante obra en la que analiza la esencia del poder y propone soluciones para que la natural voluntad de entendimiento entre los hombres llegue a su óptima expresión.
«El ser humano es ahora víctima de su propia tecnología», afirmó Aldous Huxley en una entrevista a la BBC en 1961, dos años antes de morir. Célebre por su novela distópica Un mundo feliz, Huxley fue también un lúcido crítico de la civilización industrial. Desde el comienzo de su carrera de escritor, se mostró preocupado por la relación entre el progreso científico y la sociedad humana.
Los ensayos reunidos en El precio del progreso, escritos entre 1946 y 1962, muestran cómo Huxley puso por delante de cualquier otro factor para el cambio, la necesidad de cuestionar el dogma del progreso científico y tecnológico. Supo desvelar el peligro inherente a la transformación social en Occidente si dicha transformación, independientemente de su naturaleza política, no tenía en cuenta en qué medida la industrialización y la tecnología suponían amenazas patentes para la emancipación total de las comunidades humanas.