La Crítica de la razón pura apareció en mayo de 1781, tras un periodo de maduración de doce años, con una segunda edición revisada y corregida por el autor en 1787. Representa la investigación que Kant somete a la razón humana.
Con esta obra, Kant desató una verdadera revolución. El libro dio origen a la filosofía trascendental y provocó un gran impacto en sus contemporáneos. Kant analiza las bases de nuestra capacidad de pensar y llega a la conclusión de que es limitada. Explica que la razón humana no puede responder preguntas como las de la existencia de Dios, o del alma, o el origen del mundo. Algunos años después de su fallecimiento, en 1827, la Iglesia católica incluyó su Crítica de la razón pura en el Índice de Libros Prohibidos, cuya lectura suponía la excomunión.
IMMANUEL KANT nació en 1724 en Kónigsberg, en la antigua Prusia (hoy Kaliningrado, Rusia). Kant recibió una educación estricta y dogmática que favorecía la enseñanza del Latín y la Religión. En 1749 publicó su primera obra filosófica, en alemán, ya no en latín como era la costumbre obligada por entonces. A la edad de cuarenta y seis años, Kant era un erudito conocido y un filósofo cada vez más influyente. Murió la noche del domingo 12 de febrero de 1804 en su ciudad. Su entierro fue un acontecimiento al que asistieron muchísimas personas de todas las clases sociales.
Los aforismos incluidos en estos Cuadernos redactados en París, y decantados durante los años en que José María Ridao ha residido en Nueva Delhi, despliegan una visión del mundo marcada por la ironía, a medio camino entre las evidencias racionales que desmienten creencias forjadas por la tradición y una intuición casi poética que revela nuevas y sorprendentes dimensiones de la realidad. Las ideas más comunes acerca de la filosofía, la historia, la libertad, el arte, la literatura, el periodismo o la política son revisitadas en una obra que, pese al carácter fragmentario que exige el género, mantiene un ritmo constante y una sugerente unidad de fondo.
Desde muy joven, Blondel recogía notas personales a modo de diario. Muchas de ellas se perdieron, siendo la primera que se conserva de 1881, cuando apenas contaba 19 años. Valor especial tienen los cuadernos que escribió desde el 24 de noviembre de 1883 hasta el 6 de noviembre de 1894, con 33 años recién cumplidos.
En estos cuadernos íntimos se levanta acta de una sociedad con la que el joven Blondel desea dialogar para superar malentendidos y buscar la verdad compartida. Pero sobre todo el lector va a conocer de primera mano una vida haciéndose, donde las circunstancias y los sentimientos personales, las creencias y las lecturas, las certezas filosóficas, los interrogantes y los hallazgos reflejan la complejidad de su personalidad y descubren las bases donde se asienta La acción (1893), obra que revolucionó el panorama de la filosofía francesa e influyó en la occidental a lo largo del siglo XX.
Nada tan prodigioso como asistir al nacimiento de un intento coherente de comprender el mundo, preguntarse por la propia existencia y relacionarse con Dios. Porque no otra cosa son estas páginas, donde la brillantez del intelectual se encarna en mil detalles que conforman una vida. De hecho, ninguna teoría que se precie puede desligarse de su creador sin quitarle, hasta vulgarizarla, ese hálito de vida que la hace única, palpitante y fecunda para las futuras generaciones de lectores.
¿Qué casa se está quemando? ¿El país donde vives, Europa o el mundo entero? Tal vez las casas, las ciudades, ya se han quemado, sin que sepamos desde hace cuánto tiempo, en una única, inmensa hoguera, que hemos fingido no ver. De algunas sólo quedan trozos de muros, una pared con frescos, restos del techo, nombres, muchísimos nombres, ya engullidos por el fuego. Con todo, los cubrimos tan cuidadosamente con enlucido blanco y palabras mendaces que parecen intactos.
El sexo ¿es una noción indeleble de la biología o es una construcción performativa? En Cuerpos que importan, Judith Butler continúa la reflexión iniciada en El género en disputa sobre el carácter performativo de la sexualidad y del género, y reconsidera sus propios aportes a la teoría crítica y feminista durante la última década.
En esta ocasión, Butler sostiene que las teorías de género deben volver a la dimensión más material del sexo y la sexualidad: el cuerpo. Demuestra cómo el poder —indisociable de ciertas categorías discursivas y de las diferencias sexuales— restringe el sexo desde el principio, inevitablemente delimitando a su vez su materialidad.
A través de la lectura de textos de Platón, Freud, Lacan, Foucault, Žižek e Irigaray, la autora examina y debate sobre las maneras en las que opera la hegemonía heterosexual para moderar cuestiones sexuales y políticas. De este modo examina la categoría de identidad y sus alcances políticos, y se coloca en el centro de los debates de la teoría feminista y de las políticas queer.
En su conjunto, el pensamiento de Nietzsche tiene una vertebración que es necesario mostrar. Esto es lo que, ante todo, se propone este libro: hacer ver los vínculos que dan consistencia y justifican la capacidad de este pensamiento para iluminar nuestro presente. Nietzsche introduce un nuevo concepto de filosofía como estudio e interpretación de las prácticas culturizadoras características de nuestra tradición europea, de sus creaciones (ciencia, religión, arte, política, derecho, técnica, economía, etc.) y de los juicios de valor que las sustentan. A partir de la idea de que sin una moral el ser humano no habría podido superar el nivel de la animalidad, comprende la verdadera naturaleza de las prescripciones morales como condiciones de existencia y dispositivos para la configuración de un cierto estilo de vida propiamente «europeo». Sin embargo, la decadente evolución de esta forma de ser humano, por un lado, y el «nihilismo» en su contemporánea proyección global, por otro, reclaman nuevos valores con los que inaugurar otra época e impulsar un nuevo giro histórico.