Howard Gardner, que ya revolucionó nuestra concepción de la mente con su teoría de
las inteligencias múltiples, nos ofrece ahora una obra trascendental sobre los objetivos
de la educación. En este libro, Gardner reúne los discursos de sus obras anteriores en
una nueva e importante síntesis destinada a padres, educadores e interesados en general.
El texto va más allá de cuestiones locales y explora las cualidades que debe poseer toda
persona formada en cualquier especialidad, así como los modos de transmitir esa
formación a sus alumnos. Gardner argumenta con entusiasmo que toda enseñanza
debería reforzar en los estudiantes la comprensión de la verdad y la falsedad, la belleza
y la fealdad, la bondad y la maldad, tal como las definen sus propias culturas. En
La. educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas, Gardner explora la teoría de
la evolución, la música de Mozart y las consecuencias del Holocausto como ejemplos ilustrativos de la naturaleza de la verdad, la belleza y la moralidad. Su objetivo final es una ciudadanía educada que comprenda el mundo físico, el mundo biológico y el mundo social, y que sepa aplicar esta comprensión a su mundo personal, social y cultural. Lejos de la mentalidad basada en los contenidos y la experimentación que se ha apoderado tanto de los ciudadanos como de los legisladores, la educación que propone ayudará a las generaciones más jóvenes a aceptar los desafíos del futuro, conservando al mismo tiempo las metas tradicionales de una educación «humana».
La sociedad ha cambiado y los alumnos tienen nuevas necesidades que hacen que ser profesor ahora sea muy diferente. El maestro del siglo xxi necesita, además de conocimientos sobre su materia, herramientas que le permitan atender correctamente a esta nueva realidad. Para conseguirlo, una nueva ciencia, la Neuroeducación, ofrece una herramienta muy poderosa que ayuda a enseñar y aprender atendiendo al propio órgano encargado de todo el proceso: el cerebro. Porque el cerebro humano ha evolucionado para educar y ser educado, y ser capaces de explicar y comprender los procesos cerebrales que están en la base del aprendizaje la memoria, las emociones, los sentimientos, etc. nos ayuda a modificar las estrategias pedagógicas para adecuarlas a las características de cada persona y sus necesidades específicas, consiguiendo así que nuestros métodos de enseñanza se adapten a las etapas del desarrollo evolutivo y a las diferencias individuales. En esta obra se exponen las bases neurales, resumiendo lo principal y estableciendo su significado para el proceso educativo, pero manteniendo una orientación práctica, que si bien impregna toda la obra, tiene un reflejo especial en los apartados denominados «¿Qué puede hacer el profesor en el aula?». La presentación es muy amena y práctica, con ejemplos, cuadros y esquemas. De este modo, se plantea el cambio en la metodología del profesor como una de las bases de la transformación de la escuela, y se demuestra con ejemplos tomados de la práctica diaria de su autora como docente, estableciendo un puente de conexión entre la Neurociencia y las habilidades que hay que desarrollar en el ámbito educativo.
En un mundo como el nuestro cada vez más centrado en el hacer, este libro lleva nuestra atención al ser. Como educadores y padres estamos llamados a acompañar a los más pequeños en la formación de su propia identidad y en el desarrollo de una sana autoestima. Este libro ofrece pautas sencillas y claras, así como cuestiones sobre las que podemos reflexionar, ligadas a nuestra práctica cotidiana, que nos permitirán desarrollar nuestro tacto pedagógico, es decir, nuestra capacidad de educar desde el cariño y el sentido común.