Los niños y niñas llevan unos meses complicados y extraños: encerrados en casa, escuchando palabras duras, obligados a estar lejos de algunos de sus seres queridos y sus amigos… Y la vuelta a la «nueva normalidad», con la vuelta al cole, también los tiene preocupados. Este recopilatorio de cuentos es una gran herramienta para trabajar las emociones ante lo que se avecina: recuperar las rutinas, expresar y gestionar miedos que han tenido ocultos (miedo al contacto, miedo al exterior, miedo a las nuevas medidas de seguridad, miedo a la muerte, miedo a estar lejos de parte de la familia...), adquirir nuevos hábitos de higiene... Pero también para recalcar y mantener todo lo positivo que nos han dejado estos meses: la creatividad, la sencillez, estar en familia, la solidaridad entre vecinos...
Un libro para conocer y reinventar el imaginario de las emociones a través de cuentos que conectan a las hijas e hijos con sus padres y madres.
A veces entender y gestionar las emociones no es sencillo.
¿Alguna vez te has sentido pesado, como si cargases una mochila llena de piedrecitas?
¿Es normal tener miedo sin saber por qué?
¿Qué significa ser diferente?
¿Por qué es bueno ponerse en la piel de los demás?
En este increíble álbum ilustrado para pequeños y grandes encontrarás maravillosos cuentos para aprender que no hay emociones malas, siempre y cuando sepas reconocerlas y tengas las herramientas necesarias para gestionarlas.
Este libro es una excelente manera de que los más pequeños aprendan esas nociones fundamentales mientras se divierten leyendo historias ambientadas en situaciones cotidianas y protagonizadas por sus animales favoritos. Estos cuentos les ayudarán a entender que hay que respetar los semáforos y las señales de tráfico, usar el cinturón de seguridad en los viajes, cruzar la calle solo por los pasos habilitados, y muchas cosas más, necesarias para su seguridad y autonomía.
Esta es una historia en la que cinco niños y niñas aprenden una valiosa lección. Todo comienza como un juego inocente: hacer muecas para burlarse de alguien. Pero cuando sus rostros quedan atrapados en las expresiones que crearon, deberán descubrir cómo revertir el hechizo antes de que sea demasiado tarde. Este cuento nos recuerda que cada acción tiene sus consecuencias, y que a veces, las risas pueden transformarse en algo mucho más serio.