Pantanos llenos de peligros, criaderos de dragones foreces, orcos despiadados, voces misteriosas que parecen traídas por el viento... A todo esto deberá enfrentarse el joven elfo Audaz en su largo camino hacia el Reino de las Brujas. Pero también establecerá alianzas inimaginables para luchar sin fin contra el poder de las tinieblas...
Los animales se aburren como ostras. Pasan el tiempo debajo de un árbol de flamboyán,echándose freco y mirando a las hormigas subir por el tronco. Hasta que un día, una bandada de cotorras les propone un inesperado concurso que va a sacarlos de su pereza y desánimo. Una fábula sobre el esfuerzo, la autoestima y las habilidades propias.
Al quedar huérfano, Juan se va a vivir con su tía en un barrio de la Capital. El muchacho se da a querer en el vecindario y se integra con facilidad al nuevo ambiente. Como tiene un gran corazón, empieza a ayudar a un joven, miembro de una banda, que desea dejar ese tipo de vida. ¿Se da cuenta Juan de los riesgos que corre?
"Bienvenido al bosque. Verás que una vez a la semana, siempre el mismo día y a la misma hora, nos llegan víveres. Una vez al mes, siempre el mismo día y a la misma hora, aparece un nuevo chico, como tú. Siempre un chico. Como ves, este lugar está cercado por muros de piedra. Has de saber que estos muros se abren por la mañana y se cierran por la noche, siempre a la hora exacta. Al otro lado se encuentra el laberinto. De noche, las puertas se cierran y, si quieres sobrevivir, no debes estar alli para entonces". Todo sigue un orden y, sin embargo, al día siguiente suena una alarma. Significa que ha llegado alguien más. Para asombro de todos, es una chica. Su llegada vendrá acompañada de un mensaje que cambiará las reglas del juego. ¿Y si un día abrieras los ojos y te vieses en un lugar desconocido sin saber nada mas que tu nombre? Cuando Thomas despierta, se encuentra en una especie de ascensor. No recuerda qué edad tiene, quién es ni cómo es su rostro. Solo su nombre. De pronto, el ascensor da un zarandeo y se detiene. Las puertas se abren y una multitud de rostros le recibe. "Bienvenido al Claro dice uno de los adolescentes. Aquí es donde vivimos. Esta es nuestra casa. Fuera está el laberinto. Yo soy Alby; el Newt. Y tú eres el primero desde que mataron a Nick".
Algo que Doug siempre supo es que la hermana Jefferson era intocable, perfecta y definitivamente no estaba destinada para él. ¿Pero también sabía algo más? Que por más que lo intentará le era imposible huir de ella, no cuando esos ojos y esa sonrisa angelical lo perseguían en sueños, duchas e, incluso, en el escenario. ¿Y por qué no decirlo? También lo perseguían mientras escribía una canción. El problema de Hilary siempre se ha reducido en volver al mismo punto de partida: desear a Doug McQueen. Incluso viéndolo en revistas con todos sus ligues ella no puede ignorar los cosquilleos en su estómago, ni el deseo de tenerlo para si misma. ¿Qué se hace cuando se desea lo prohibido? Lo tomas y ese es el error que Doug ha creído cometer. Ha tomado su deseo sin medirlas consecuencias o pensar en los resultados. Se han dejado llevar, las cosas fueron más allá de lo planeado y ahora no saben cómo enfrentarlo. Lo único que nunca podrán ocultar ni fingir es que cada uno es el motivo de las sonrisas y suspiros del otro. Lo prohibido es tentado y Doug lo sabe. Entonces es así como sucede; es así como Hilary Jefferson siempre ha sido y parece ser el deseo prohibido de Doug.