En As Boiras, un pueblo turístico del Alto Aragón, ha aparecido el cadáver de Emma Lenglet, la hija de un influyente senador francés. El modus operandi del asesino es morbosamente parecido al que empleó el «Carnicero del Valle» tres décadas atrás. Justamente, hace un mes que Marzal Castán, el psicópata que cazó y desangró a seis adolescentes a mediados de los noventa, ha sido excarcelado para recibir curas paliativas y ha vuelto al Pirineo.
El comisario Kevin Girard, uno de los mejores agentes de la policía francesa, especializado en psicópatas, acaba de llegar a As Boiras para cooperar con la Guardia Civil, pues sospechan de la existencia de un copycat: un admirador que está imitando aquellos viejos crímenes y no se contentará con una sola víctima.
1860. Cae la fría y oscura noche en la campiña de Dorset. Ha llegado el momento. Rebecca Tullidge va a escapar de su desgraciado matrimonio y a reunirse con John Bedloe, el policía ferroviario con quien mantiene un apasionado idilio. Pero el encuentro no va como había planeado. Su amante yace muerto en las vias del tren. Robert Colbeck, de Scotland Yard, no piensa dejar pasar la oportunidad de resolver este caso. No será sencillo. Al investigar el turbio pasado de la víctima, los sospechosos se multiplican.
Un torpedo alcanza el RMS Lusitania frente a la costa de Irlanda y causa la muerte de miles de pasajeros británicos. Hace ya casi un año del inicio de la Gran Guerra y la reacción es inmediata y brutal: el sentimiento antigermánico se exacerba y la violencia colectiva toma las calles. Nadie con apellido alemán está a salvo. En medio de los tumultos en el West End londinense, la sastrería de Jacob Stein es saqueada e incendiada. Todo apunta a la muchedumbre descontrolada, pero cuando el inspector de Scotland Yard Harvey Marmion y el sargento Joe Keedy ven el cuchillo clavado en el pecho del sastre empiezan a sospechar que no se encuentran ante una víctima casual.
Roma, año 77 a.C. El cruel senador Dolabela va a ser juzgado por corrupción, pero ha contratado a los mejores abogados, ha comprado al jurado y, además, es conocido por usar la violencia contra todos los que se enfrentan a él. Nadie se atreve a ser el fiscal, hasta que de pronto, contra todo pronóstico, un joven patricio de tan solo veintitrés años acepta llevar la acusación, defender al pueblo de Roma y desafiar el poder de las élites. El nombre del desconocido abogado es Cayo Julio César.
Roma lo exige todo.En Roma todo está en venta.Maldita sea por siempre Roma.
Mare Internum, año 75 a. C. Un barco mercante navega rumbo a la isla de Rodas. A bordo, Julio Cesar acompañado sólo por su fiel Labieno. Obligado por sus enemigos a exiliarse de Roma, se dirige al encuentro con el maestro Apolonio para aprender oratoria y de este modo, a su regreso, iniciar una feroz pugna para ingresar en el Senado y enfrentarse allí al temido Cicerón.
Así arranca la extraordinaria segunda entrega de la saga dedicada a Julio Cesar por Santiago Posteguillo. En Maldita Roma encontraremos ya al mito en la plenitud de su talento político y militar, dispuesto a vencer cualquier obstáculo en su imparable conquista del poder.
Faye Johnson es la bruja perfecta durante el día, pero cuando cae la noche, se vuelve una maestra en desafiar las normas. En la clandestinidad, acepta todos los trabajos que los demás consideran inmorales, desde vender pociones a vampiros hasta lidiar con licántropos problemáticos. Todo parece funcionar hasta que entra en su vida Reese Marlasis.
Tras cinco años de matrimonio y el nacimiento de su hijo Ramsés, Amelia Peabody y su marido Radcliffe Emerson han cambiado las aventuras arqueológicas en Egipto por una casa georgiana con jardín en la Inglaterra victoriana. Amelia, que nunca ha sido una dama convencional, afronta su flamante vida doméstica con más resignación que entusiasmo, pero la inesperada muerte de sir Henry altera sus planes hogareños. La viuda, lady Baskerville, acude a la pareja para que se pongan al mando de la excavación que capitaneaba su marido, quien había descubierto una tumba real intacta en Luxor. Pero a la muerte de sir Henry se suman otros extraños sucesos y empieza a circular el rumor de que una maldición se cierne sobre la tumba del faraón.
Hannah Swensen no tiene tiempo para aburrirse. Cuando no está atendiendo a la clientela de su panadería The Cookie Jar, está impartiendo clases de cocina para adultos en el Instituto Jordan o intentando encontrar el ingrediente secreto de unos cupcakes de chocolate. Todos en Lake Eden creen que Hannah tiene un imán para los crímenes, pero cuando descubre un cadáver dentro de un contenedor de basura le resulta muy difícil mantenerse al margen. Primero, porque la víctima tiene el pecho manchado del glaseado de uno de sus cupcakes y, segundo, porque se trata del sheriff Grant, el rival directo de su cuñado Bill para el puesto de sheriff y el principal sospechoso. Secretos del pasado, mentiras inconfesables y maquinaciones oportunistas son los ingredientes de este caso.
Cuando el anciano Mordecai Artemus fallece, todo el mundo en Old Town se muere por entrar a husmear en su mansión. Mientras Natasha Smith,la diva domestica de la televisión local, ve la oportunidad de convertir la mansión en la casa de muestra del Colegio de Interioristas, Sophie Winston se contenta con coordinar la feria de decoración y jardinería de la localidad. La sorpresa llega cuando Sophie descubre que el fallecido la ha elegido como organizadora de una particular velada para el reparto de su herencia. Para colmo, sucumbe al juego de Natashay acaba encargándose de la redecoración de la estancia predilecta de Mordecai. Sophie tendrá que ponerse manos a la obra, y no solo con la reforma, si no quiere verse implicada en un caso de asesinato.
En el invierno de 1835, Charles Dickens es un joven periodista que se está haciendo un nombre en el Evening Chronicle. Durante una cena en casa del codirector del periódico, Charles queda prendado de la hija de su jefe, la alegre Kate Hogarth, de diecinueve años. De pronto, un grito interrumpe la agradable velada. Charles, Kate y su pa-dre corren a la casa de los vecinos, donde la señorita Christiana Lugoson yace inconsciente en el suelo. Cuando un colega le pone al corriente de una misteriosa muerte muy similar sucedida el año anterior, Charles empieza a sospechar que se trata de un envenenamiento y se siente obligado a investigar.