A veces, para encontrar lo bueno, hay que aceptar lo malo.
La aspirante a fotógrafa Josie Saint-Martin se ha pasado la mitad de la vida con su madre soltera, mudándose de una ciudad a otra. Cuando, años después, vuelven a su histórico pueblo natal en Nueva Inglaterra para hacerse cargo de la librería familiar, Josie sabe que no será algo permanente. Sus sueños están en la costa opuesta y tiene pensado mudarse allí.
Lo que no tiene planeado es encontrarse con el gamberro del pueblo Lucky Karras. Es raro, rebelde. y antes era su mejor amigo. Lucky deja claro que no quiere tener nada que ver con la recién llegada Josie. Sin embargo, todo cambia tras una desastrosa fiesta en una piscina. Un acto de venganza mal ejecutado puede meter a Josie en graves problemas y Lucky asume la culpa de manera inesperada.
Decidida a comprender por qué Lucky se ha apresurado a cubrirla, Josie descubre que ambos han cambiado, y que el niño bueno que una vez fue su amigo tiene ahora un sentido del humor oscuro y una sonrisa que le pone el corazón a mil. Y quizás, solo quizás, no sea tan malo como -todos piensan.
Vicepresidente del Senado uruguayo, político de renombre, abogado y pensador, Ignacio de Posadas ofrece en Al rescate de un liberalismo perdido una mirada crítica a la historia del liberalismo, concluyendo en una personalísima comprensión de la filosofía de la libertad.
Para recuperar el liberalismo, Ignacio de Posadas nos pide que nos anclemos en la persona humana. La concepción de la persona humana tiene una larga tradición. Por eso nos dice: «Volvamos a mirar el pensamiento liberal a partir de sus orígenes aristotélicos, estoicos y tomistas, para ver si con esas herramientas podemos reconstruir un sistema que sea racional, coherente, antropológicamente apto y aceptable.
Por esos carriles discurrió el liberalismo clásico, de corte anglosajón: creyendo en la existencia de un orden natural y en la ubicación del ser humano, en ese orden. Optimista en cuanto al valor de la libertad como motor esencial del desarrollo humano, prudente al reconocer sus debilidades y limitaciones.
Su herramienta fue la razón, sobre todo la razón práctica, investigando, descubriendo. No la voluntad iluminada, creadora. Occidente ha derivado lejos de esos orígenes, al punto de perderlos de vista. El libro busca traerlos de nuevo a la atención de la gente.
Todos esperaban que Violet Sorrengail muriera en su primer año en el Colegio de Guerra Basgiath, incluso ella misma. Pero la Trilla fue tan solo la primera de una serie de pruebas imposibles destinadas a deshacerse de los indignos y los desafortunados.
Ahora comienza el verdadero entrenamiento, y Violet no sabe cómo logrará superarlo. No solo porque es brutal y agotador o porque está diseñado para llevar al límite el umbral del dolor de los jinetes, sino porque el nuevo vicecomandantMe está empeñado en demostrarle lo débil que es, a menos que traicione al hombre al que ama. La voluntad de sobrevivir no será suficiente porque Violet conoce el secreto que se oculta entre los muros del colegio, y nada, ni siquiera el fuego de dragón, será suficiente para salvarlos.
Hace veintitrés siglos vivió un muchacho que recibió una herencia formidable de su padre asesinado: el trono de Macedonia, la hegemonía sobre Grecia y el primer ejército profesional de la Antigüedad. Con apenas veintidós años dejó su tierra y a su madre para no volver a verlas jamás, impulsado por la ambición de apoderarse del mayor imperio del mundo, Persia. Durante once años de guerra vivió en el peligro y el combate constantes, luchó en desiertos abrasadores y en montañas nevadas, y a los treinta y tres era el mayor conquistador que ha conocido la historia, emperador de dominios tan vastos como jamás se habían visto. Había recorrido más de 20.000 kilómetros y planeaba continuar hasta el fin del mundo. ¿Cómo sería la realidad actual si hubiera conseguido su sueño? Solo podemos imaginarlo, pero veintitrés siglos después sus hazañas todavía nos asombran.