El presente libro pone en diálogo a dos de las figuras más importantes de la Iglesia Católica latinoamericana y universal: Ignacio Ellacuría y el papa Francisco. Este libro es fruto del estudio personal y en equipo de un grupo de especialistas en el pensamiento del jesuita Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), quien murió asesinado por el ejército en El Salvador en 1989. Con él se pretende mostrar la actualidad y el carácter inspirador de su obra, así como contrastarla con el pensamiento social del papa Francisco, revisando las similitudes, diferencias y complementariedades entre ambos. Se trata de dos figuras inmensas de la Iglesia Católica latinoamericana y universal: un intelectual y un pastor, un mártir y un papa. Los quince autores de esta obra proceden de países tan variados como España, Estados Unidos, Alemania, Colombia, El Salvador y México, pero todos están unidos por el deseo de analizar la realidad histórica contemporánea, para comprenderla, transformarla y acercarla al Reino de Dios.
Floreana, historiadora joven, más bien retraída, llega a un albergue sui generis en la isla de Chiloé. Allí, en medio de los paisajes del sur profundo chileno, acuden mujeres diversas para curar las heridas de un dolor común: el desamor de los hombres.
Si bien la incapacidad afectiva masculina parece ser, para ellas, la clave del desencuentro, la autora da voz -por primera vez- a un punto de vista masculino: el médico del pueblo, un santiaguino autoexiliado en la isla, que arrastra sus propias heridas.
Ambivalentes, reprimidos en el sexo, vacilantes en el compromiso amoroso, los hombres sienten miedo frente a la autonomía que las mujeres han ganado. Mientras tanto, en ellas crece la insatisfacción, el «mal femenino» de este fin de siglo.
ras cautivar al público y la crítica de más de cuarenta países con Toda una vida, Robert Seethaler, sutil intérprete del alma y uno de los escritores en lengua alemana de mayor proyección, vuelve con una original historia sobre las emociones y la esencia de la vida a través de la voz singular de quienes ya no están con nosotros.
Al atardecer, el anciano Harry Stevens se levanta del banco, bajo el abedul torcido, donde ha estado sentado todo el día, y sale del cementerio de la pequeña localidad de Paulstadt, un lugar al que todo el mundo llama «el Campo» y casi nadie visita. No hace mucho tuvo lugar el último entierro, aunque él recuerda un funeral muchos años antes, el de Gregorina Stavac, la florista de hermosas manos con quien sólo intercambió unas palabras, pero a la que se siente irremediablemente unido. A Harry le parece oír hablar a los difuntos, pero sólo logra captar unas cuantas palabras y se pregunta qué se estarán diciendo. ¿Discutirán sobre la vida, ahora que son capaces de juzgarla en todos sus aspectos, o recordarán el pasado con nostalgia? ¿Hablarán de la muerte, de lo que ésta significa, o seguirán quejándose como cuando estaban vivos, tratando de sus dolencias y otras minucias?
«—Ay, padre querido —exclamó María al fin—, ¿a quién le pertenece ese encantador hombrecito que está junto al árbol? —Ese caballero estará al servicio de todos ustedes, querida hija. Con sus dientes es capaz de romper las nueces más rígidas.
Aquel sofisticado hombrecito pertenecía a la familia de los Cascanueces y ejercía la misma profesión de sus ancestros.
—Puesto que el amigo Cascanueces ha elegido ser tu favorito, lo dejaré bajo tu custodia y cuidado.
De inmediato, María lo tomó entre sus brazos».
Tras el asesinato de su hermana, el Boss de la mafia rusa pone sus ojos sobre una de las familias más importantes de la milicia: los James.
Emma James es el nuevo blanco, el cordero marcado para el sacrificio en un juego donde las reglas ya han sido escritas con sangre.
Ilenko Romanov, el implacable Boss, y Vladímir, su despiadado heredero, conocen bien el peligro que representa unaJames en su territorio, pero Emma no está dispuesta a morir y por su supervivencia deberá enfrentarse a uno de los hombresmás peligrosos de la mafia: un ejecutor cuyos dedos manchados de sangre mueven los hilos del inframundo ruso con la frialdad de quien ha nacido para gobernar en las sombras.
Ella no tiene armas, no tiene ejército, solo tiene unos ojos que hipnotizan y una determinación más letal que cualquier bala. Un solo deseo la acompaña: sobrevivir a sus cazadores.
Depredadory presa se enfrentarán en una historia cargada de oscuridad pura, deseos sucios, gustos culposos y secretos peligrosos, donde las luchas no solo serán cuerpo a cuerpo, sino también bajo las sábanas.
Un juego de simetrías, de búsquedas que se solapan y de secretos de familia que son -al mismo tiempo- los de todo un país.
Trece años atrás, Patricio Pron decidió contar por fin una historia que había intentado olvidar por todos los medios: la de cómo la enfermedad de su padre lo obligó a regresar a su ciudad natal –un osario, en su expresión– y de qué manera ese retorno lo confrontó no sólo con un lugar que en nada se asemejaba al que había dejado, sino también con el pasado trágico de su país y de su familia. ¿Por qué había querido desterrarlo de su memoria? ¿De qué huía? ¿No era precisamente esa huida la que lo había convertido en escritor?
A partir de conversaciones en los pasillos del hospital, de fotografías familiares y de la investigación de un asesinato realizada por su padre; de filmes, artículos de prensa, sueños y recuerdos involuntarios de una intensidad devastadora, Pron reunió las piezas de un puzle en el que sus padres y él ocupaban los extremos de una historia de agitación política, violencia estatal, desapariciones y deudas. De ellas surgió un relato sobre la memoria, la verdad, la compasión y la justicia que resuena poderosamente en tiempos como los nuestros, de negación y olvido.