Estamos constantemente fotografiando y siendo fotografiados, al tiempo que alimentamos bases de datos de aprendizaje automático con nuestros datos, que a su vez se utilizan para generar nuevas imágenes. Al analizar la transformación de la fotografía por el mundo digital –y la transformación de la percepción humana por las imágenes gestionadas por algoritmos, desde la CGI a la IA–, el presente libro investiga lo que significa para nosotros vivir rodeados de flujos de imágenes y ojos maquínicos. Con una inteligente y atractiva argumentación, Zylinska aúna la teoría de los medios y la neurociencia. Su «máquina de percepción» designa un universo técnico de imágenes y sus infraestructuras, pero también se refiere a la condición sociopolítica resultante de la automatización actual de la visión, la creación de imágenes y la imaginación.
La crítica del arte parece inseparable de los dictados del capitalismo y de la industria cultural. Todos los pretendidos o genuinos críticos de arte, que deberían buscar el debate y el fomento de la reflexión, se ven atados de pies y manos –a veces de manera más que voluntaria– a las exigencias del mercado si quieren mantener, e incluso promocionar, su estatus social y laboral. A la larga, no solo se desprestigia el arte y la propia crítica, sino que resulta imposible el fomento de la producción cultural y la formación o el disfrute del público. En esta coyuntura se presenta el dilema: ¿debería el crítico plegarse a las dinámicas económicas o convertirse en un kamikaze cultural condenado poco a poco al ostracismo?
Los años 1857-1858 fueron particularmente vibrantes y fecundos en la evolución intelectual de Marx. Fue en la década de 1850 –que arrancó, tras las revoluciones frustradas de 1848, con el exilio y la radicación definitiva de Marx en Londres y en la British Library– cuando profundizó en el estudio de la economía política y cimentó su trayectoria posterior, comenzando por la que a la postre sería su obra más influyente publicada en vida, el libro I de El Capital (1867).
Los críticos musicales de la época describieron la voz de la soprano noruega Kirsten Flagstad como la luz del sol que incide sobre la cúspide de una montaña coronada por un glaciar. Jessye Norman la asemejó al oro líquido sobre terciopelo negro, mientras que Elisabeth Schwarzkopf percibió que tenía la dimensión de una madre cósmica que abraza el universo.
Habiéndose gestado el feminismo norteamericano –como movimiento y teoría política– en el seno de las luchas abolicionistas y obreras de finales del siglo xix, ¿cómo es posible que la voz y las reivindicaciones de las mujeres negras hayan sido sistemáticamente invisibilizadas por el feminismo blanco liberal? A partir de esta pregunta, Angela Davis traza una nueva genealogía de los movimientos radicales de liberación norteamericanos en la que desvela las raíces comunes de las luchas antiesclavistas y de los movimientos de defensa de los derechos de las mujeres.
A lo largo de sus páginas, se muestra el contexto material y simbólico en el que se fueron plasmando las diversas luchas, la fuerza de la organización colectiva frente a las fuerzas de poder y explotación dominantes. Pero no se trata de un mero ajuste de cuentas con el pasado: también proyecta una mirada al futuro. Una reconstrucción como esta brinda un análisis esclarecedor no sólo para denunciar las situaciones de injusticia, sino para explicitar las estrategias de lucha y los problemas de composición de las diferencias que, hoy día, siguen desgarrando los movimientos políticos.
Diccionario provisional de pérdidas es sin duda el ensayo más ambicioso de Miguel Albero. Estamos ante un diccionario que se lee, no se consulta, como nos informa el autor en el prólogo, donde además nos propone una lectura no lineal del mismo o, como él lo llama, «marcarse un Rayuela», yendo de una en- trada a otra en función de su afinidad semántica.
Desde la primera entrada (A. Pérdida de cuanto sigue) a la última (UBICUIDAD. Pérdida de la localización), el lector asiste a un festival de pérdidas, de las más evidentes (AMNESIA. Pérdida de la memoria) a las más sutiles (CASI. Pérdida del todo), de las más tremendas (APOCALIPSIS. Pérdida del futuro) a las más surreales (PERDIDA. Pér- dida de la tilde de pérdida), de los inexistentes PARAÍSOS PERDI- DOS al maravilloso SALÓN DE LOS PASOS PERDIDOS. Piérdase pues el lector en este libro, no le defraudará.