Escribir una carta, o recibirla, es indicio de que todavía palpita un deseo consciente de preocuparse por los acontecimientos y de interesarse por las personas que tendrán que sobrevivirlos a nuestro mismo lado de la historia.
Las cartas de Arendt a sus amigos son un intento de definir la amistad entre seres humanos capaces de reconocer y de asumir su parte de responsabilidad en la conformación de la historia.
En este ensayo, Olga Amarís se adentra en la escritura de la Arendt más íntima, aquella que se muestra desde sus distintos prismas, como amante, como amiga, como confesora, como discípula… para comprobar de qué forma su obra filosófica y política resultan inseparables de la vida que las concibió.
De este modo, el género epistolar -entendido como aquel refugio en el que el pensamiento se exilia para poder encontrase con el otro- le permite a Amarís descubrir de qué modo la comunicación con los amigos condiciona y transforma el desarrollo de la obra arendtiana, constituyendo por otro lado, un auténtico ensayo de comprensión de la realidad de su tiempo.
Harriet and Wyn have been the perfect couple since they met in college—they go together like salt and pepper, honey and tea, lobster and rolls. Except, now—for reasons they’re still not discussing—they don’t.
They broke up five months ago. And still haven’t told their best friends.
Which is how they find themselves sharing a bedroom at the Maine cottage that has been their friend group’s yearly getaway for the last decade. Their annual respite from the world, where for one vibrant, blissful week they leave behind their daily lives; have copious amounts of cheese, wine, and seafood; and soak up the salty coastal air with the people who understand them most.
Only this year, Harriet and Wyn are lying through their teeth while trying not to notice how desperately they still want each other. Because the cottage is for sale and this is the last week they’ll all have together in this place. They can’t stand to break their friends’ hearts, and so they’ll play their parts. Harriet will be the driven surgical resident who never starts a fight, and Wyn will be the laid-back charmer who never lets the cracks show. It’s a flawless plan (if you look at it from a great distance and through a pair of sunscreen-smeared sunglasses). After years of being in love, how hard can it be to fake it for one week…in front of those who know you best?
A day where you’re really trying not to get into trouble while your girlfriend is out of town, but then some jerk attacks you at brunch, you get arrested for some teensy-weensy property damage, and you’re sentenced to community service?
Well Harley Quinn has and it’s enough to make a gal start seeing cartoon fishies every which way and such!
«Se acercaba la Navidad. Una mañana de mediados de diciembre,
Hogwarts apareció cubierto por alrededor de un metro de nieve.»
Ha llegado la Navidad a Hogwarts: el campo de quidditch está nevado y el Gran Comedor está decorado con velas, muérdago y abetos de navidad. Harry, Ron y Hermione están a punto de abrir sus regalos al calor de la chimenea de la sala común de Gryffindor.
¿Estás listo para pasar unas navidades mágicas en Hogwarts?
En esos primeros pasos del día, la sentencia de la neurocirujana aparecía siempre como un borrón negro en su cabeza: «Poco a poco, perderás toda la movilidad en el cuerpo».
Joanca recordaba su pasado encerrado en su habitación: su infancia, sus amigos, República Dominicana y su maldita enfermedad que trataba de recortar su existencia.
Huía de su destino como podía, caminado por las calles, intentaba despistarlo. Sabía que no podía parar, si paraba el tiempo lo atraparía y lo dejaría sentado para siempre. Y así nació la idea de subir la montaña, a pesar de su condición, a pesar de todo. Sabía que era verdad, que no podía claudicar sin pelear, rendirse sin más.
Su amigo Joan Vila se encargó de regar su reto con disciplina y estímulo, convirtiéndose en su motivador personal, tirando al carajo todas las predicciones médicas.
En ocasiones, hay amistades inquebrantables como el acero, que no se dejan amedrentar por nada.
¿Cómo es posible que me duela más una ruptura amorosa que la muerte de un familiar? ¿Por qué lloré tanto el final de la vida de mis perros y no el de la vida de mis abuelos? ¿Cómo puede uno romperse después de una mudanza y sobrevivir, sin mayor complicación, a la pérdida de una amistad que parecía para siempre?
El duelo es una de las experiencias más difíciles que experimentamos en la vida, aunque la inercia nos empuja a prestarle poca atención. Sin embargo, hay pérdidas tan dolorosas que nos impiden seguir adelante mientras el mundo sigue girando impasible a nuestro alrededor.