Una divertida comedia romántica en la que veremos que nuestros miedos y nuestras inseguridades, en ocasiones, pueden complicarnos demasiado la vida.
¿Qué harías si a tu mejor amiga la deja su novio por otra «amiga»? Yo solo concibo una idea, una que tiene voz propia y que retumba sin cesar en mi cabeza: ¡venganza!
Y así es como comienza todo. No es que se me haya ocurrido una idea de lo más absurda, no, no, para nada. Tampoco es que me hayan pillado cometiendo el delito. Ni por asomo ha sido de esa forma. Negaré haber estado en esa granja, haber robado esa sustancia cuyo nombre no quieres saber, y, por supuesto, nunca admitiré que me haya pillado un poli… ¡Y qué poli!
Puede que sí reconozca que ese chico (¡ese chico!) me tiene loca; bueno, tú ya me entiendes, ¿no? Y tampoco creo que esté mal que os adelante que llevo toda la vida pillada por él. Ah, y que es el mejor amigo de mi hermano. Y que mi hermano es, bueno…, es como es.
Me llamo Becca y soy especialista en meterme en líos, vestirme de plátano, asaltar granjas, y me van los amores imposibles. Con estos precedentes, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Que él también se enamore de mí? ¿Que yo acabe en la cárcel? ¿Que me coma una vaca? O quizá… quizá pueda suceder de todo.
Sophie Winston se enfrenta a todo un reto: organizar la boda de su hermana. Hannah es lo que en Estados Unidos se conoce como una Bridezilla, una novia perfeccionista que no va a permitir que nada ni nadie enturbie el día más feliz de su vida: ni su novio, Craig Beacham, que no le cae bien a nadie y es un auténtico impresentable, ni la sucesión de asesinatos e incidentes que comienzan a pro-ducirse desde que una desconocida aparece ahorcada en la pérgola instalada en el jardín para la ocasión. ¿Estará el asesino sentado del lado del novio o de la novia? ¿O estará de pie en el altar? Sophie debe resolver el asesinato a tiempo para evitar que su hermana cometa el mayor (y tal vez el útlimo) error de su vida.
«Todo cambia, pero nos quedan los recuerdos. Se levantarán edificios, se asfaltarán los arrabales, se urbanizarán los descampados, pero tú recordarás siempre la geografía de este verano. La realidad es una alegoría para la memoria. Todo lo que nos afecta permanece en nosotros, aunque se pierda en el tiempo.»
Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron. En ese otro llamado Bustos Domecq o Suárez Lynch descubrieron la posibilidad prematura, y por eso doblemente fascinante, de esa experiencia de balbuceo, inestabilidad y desequilibrio que Adorno llamó "estilo tardío", y que los artistas, según él, sólo alcanzaban una vez que eran dueños absolutos de sus medios artísticos. El estilo tardío es el malestar hecho estilo, una suerte de implosión que sacude la obra y la vuelve contra sí misma, al precio incluso de liquidarla. Esa obra maestra enferma, irreconocible para sí misma, Adorno decía que sólo podía aparecer al final de algo. Con la obra del Tercer Escritor, Borges y Bioy demostraron que también podía aparecer en el medio, en una zona de pasaje, que la pasión política podía ser su motor activo, el chiste al cuadrado su lógica de vértigo y la risa su signo, su huella digital y su música.
Descubre el final de la bilogía Cuerpos y Almas de @mamacasquet
Todo cuerpo es un disfraz. Toda alma esconde una verdad.
""¿Que es lo evidente?", te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren".
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quien es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por que se tropieza siempre con el en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?
«¿Qué es lo evidente?, te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren».
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quién es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por qué se tropieza siempre con él en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?