Teresa de Calcuta fue una monja católica de origen albanés fundadora de las Misioneras de la Caridad. Durante más de 45 años dedicó su vida a atender a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, primero en la India y más tarde, en el resto del mundo. Por su labor humanitaria obtuvo el Premio Nobel de la Paz y, tras su muerte, fue canonizada y proclamada santa.
Harriet Tubman fue una valiente líder abolicionista nacida en la esclavitud que logró huir a los «estados libres» del norte de Estados unidos. Harriet volvió al sur en innumerables ocasiones y rescató a decenas de personas, convirtiéndose en un icono de libertad e inspirando a generaciones de afroamericanos en su lucha por la igualdad y los derechos civiles.
Mary Shelley nació en Londres en la época de la Revolución Industrial. Su madre murió cuando solo tenía once días y fue educada por su padre, el excéntrico filósofo William Godwin, que se volvió a casar unos años después. Mary creció amando los libros, en especial los escritos de su madre, la filósofa y escritora feminista Mary Wollstonecraft, que la influyeron enormemente. Conoció al poeta Percy Shelley, de quien se enamoró y con el que se fugó. Una noche de tormenta, en una reunión de amigos, lord Byron propuso que cada uno escribiera su propio relato de terror. Así nació Frankenstein, la novela de ciencia ficción más conocida de la historia.