Humanos, clones antropomorfos, extraterrestres. Nadie está a salvo. Se acerca el fin del mundo en esta esperada secuela de Cero se repite siempre, mezcla perfecta de Frankenstein con la mejor literatura apocalíptica de ciencia ficción. Xander Liu ha sobrevivido a una invasión alienígena, por más de un año se ha ocultado, y las penurias no han sido pocas Cuando Raven despierta en un extenso campo de dunas níveas alberga muchas preguntas. ¿Qué le ha pasado a ella y al resto de humanos que parecen reanimarse a su lado? ¿Y dónde está Augusto, el monstruo que prometió protegerla ? En la sombra de un crudo invierno apocalíptico canadiense, Xander y Raven habrán de encontrarse en lados opuestos de la batalla por la supervivencia humana. Su destino parece hermanado junto a aquel extraño ser, al tiempo monstruoso y humano: Augusto.
En un mundo donde todo es magia y color, Alice destaca por todas las razones equivocadas. Han pasado casi tres años desde el día en que Padre desapareció de Farenwood. Lo único que llevaba consigo era una regla en el bolsillo, pero Alice Alexis Queensmeadow está decidida a encontrarlo. Quiere mucho a su padre, incluso más que a las aventuras que tanto la divierten; y ahora tendrá que embarcarse en una para encontrarlo. Pero es difícil imaginar cómo una chica sin color ni talento mágico podría ser la heroína de cualquier gran aventura. Alice viajará a través de la mítica y peligrosa tierra de Furthermore, donde abajo puede estar arriba, el papel tiene vida propia y la izquierda puede ser la derecha; lo bueno puede ser malo y lo malo, bueno. Y su único compañero será un niño llamado Oliver, que tiene secretos que debe desentrañar. Alice necesitará de su ingenio para sobrevivir en Furthermore y tendrá que aferrarse a la magia del amor frente a la incertidumbre y la pérdida.
¡Si Juego de Tronos te dejócon ganas de más, llega el nuevo fenómeno del fantasy!
La profecía lo anunció: llegaráuna Reina de la Sangre para destruir el mundo, y una Reina del Sol para reconstruirlo. No se sabe cuándo, no se sabe quién. Pero sucederá.
En dos épocas diferentes y reinos separados, las vidas de Rielle y Eliana están vinculadas por lazos aún más poderosos que la magia. Una de ellas es la Reina de la Sangre; la otra, la Reina del Sol: ambas están destinadas a unir el cielo y la tierra, las almas celestiales y los humanos. Pero el camino que tendrán que transitar es duro, repleto de sacrificios y de pruebas inclementes para estas reinas que, al fin y al cabo, son dos chicas tan valientes como vulnerables en cuyos hombros el Destino eligiócargar el peso del Universo.
ielle ha sido ungida como Reina Solar, pero la Puerta que mantenía alejados a los ángeles ha caído. Para repararla, debe recuperar las siete piezas perdidas de los Santos. Mientras tanto, para ayudar a Audric a proteger Celdaria, deberá espiar al ángel Corrien, cuyas promesas de libertad y poder pueden ser demasiado tentadoras.
Siglos después, Eliana ha descubierto que ella es la Reina Solar, la salvadora que la humanidad lleva tanto tiempo esperando. Pero el miedo a corromperse y transformarse en una nueva Rielle la mantiene alejada de un poder que parece demasiado peligroso e impredecible. Perseguida por todos, corriendo contrarreloj para salvar a Navi, Eliana debe tomar una decisión respecto a esa corona que nunca deseo? llevar.
Alicia sueña con ser actriz. Hace las maletas y se traslada a París.
En la ciudad del Sena conoce a Lisa y a Aurore.
Y lo que empieza como un sueño se convierte en una auténtica pesadilla.
Haciendo gala de un estilo lleno de frescura y brillantez, Agathe Cortés parte de una situación real de acoso en el mundo del teatro para recrear el descenso de Alicia a los infiernos. Gacelas que comen leones es una lección magistral de empoderamiento femenino y de resiliencia. Una historia de amistad, de celos, de superación, de trastornos de conducta alimentaria, de convencionalismos y de etiquetas. Una novela emotiva sobre el poder de la amistad entre mujeres y el amor en el sentido amplio de la palabra.
«El piso había quedado precioso. Mi madre me regaló una gran sonrisa. Paris, c’est Paris, me susurró. Solo faltaba el toque final y el más importante: el teatro. Me despedí de ella delante del taxi y contuvimos alguna que otra lágrima. Me quedé en la calle hasta que el vehículo desapareció a lo lejos. [...] Estaba sola, con la chaqueta de cuero, los labios rojos y en medio de la capital francesa a dos días de empezar lo que más anhelaba, hasta ahora la parte más excitante y dolorosa de mi existencia».