Cada semana, Tom y Louise tienen una cita en un pub londinense antes de su sesión de terapia de pareja. Su relación parecía ir bien hasta que un desliz generó grietas y afloraron las tensiones. Ahora están intentando reconducir la situación, en un intento de salvar un matrimonio de quince años que les ha dado dos hijos.
La novela, organizada en diez capítulos, reproduce los diez minutos previos a diez sesiones de terapia. Durante ese tiempo Tom y Louise conversan y observan lo que sucede a su alrededor: la gente que entra en el pub, las parejas que salen de su sesión con la terapeuta antes de que pasen ellos…
El motor de la narración son esas mismas conversaciones, cargadas de agudeza, ironía y sinceridad. Una suerte de terapia previa a la terapia, en la que la pareja protagonista repasa su vida en común y habla de todo: el pasado, sus diferencias y complicidades, el sexo y el amor, las expectativas y los desengaños.
El eterno marido, publicada en 1870, es una novela que Dostoievski escribió entre El idiota y Los demonios, es decir, en su época de madurez creativa. Su protagonista, Alekséi Ivánovich Velchanínov, es un terrateniente cuarentón, hipocondríaco, torturado por recuerdos de actos deshonrosos que no especifica. Se encuentra en San Petersburgo para resolver un engorroso pleito sobre unas tierras y se siente acosado por la presencia de un caballero con un crespón de luto en el sombrero que se le aparece en las calles y en los sueños. Se trata en realidad de un antiguo amigo, Pável Pávlovich Trusotski, con cuya mujer tuvo una aventura hace nueve años.
Una novela de amor, traición y arte inspirada en la historia real de las piezas de porcelana blanca que Hitler adoraba.
Dos amantes atrapados en la barbarie nazi. Una hija en busca de la verdad.
Alemania 1929. En una fiesta de jóvenes bohemios en Weimar, los destinos de dos artistas Max, un joven arquitecto vienés formado en la Bauhaus, y Bettina, una pintora discípula de Kandinsky, se cruzan. Ambos jóvenes se enamoran al instante y sus respectivos talentos los llevan a Berlín, hasta que el surgimiento del nazismo los separa. Max es enviado al campo de concentración de Dachau, en el que su habilidad para hacer delicadas figuritas de porcelana blanca lo salva de una muerte inminente. Bettina, desesperada, lo arriesga todo para rescatarlo
Una fascinante combinación de cyberpunk, novela negra, relato fantástico y reflexión moral a un ritmo trepidante en un mundo de desolación, ternura e identidades ambiguas.
Dos historias paralelas se desarrollan en escenarios de nombre evocador: una transcurre en el llamado «fin del mundo», una misteriosa ciudad amurallada; la otra, en un Tokio de un futuro quizá no muy lejano, un frío y despiadado país de las maravillas. En la primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en invierno. En la segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.
Polonia, 1939. Cuando el fotógrafo profesional Wilhelm Brasse es deportado a Auschwitz-Birkenau, se ve forzado a tomar «fotografías de identidad» de los prisioneros cuando llegan en tren. En una carrera mortal por la supervivencia, también deberá retratar a los guardias nazis y documentar los «experimentos» médicos inhumanos dirigidos por Josef Mengele, que lo marcarán para siempre.
Basada en la vida real de Wilhelm Brasse, El fotógrafo de Auschwitz es un crudo recordatorio en blanco y negro de los horrores del Holocausto. Esta conmovedora obra lleva a los lectores tras las alambradas del campo de concentración más temido del mundo, dando vida a Brasse, quien tuvo que hacer clic en el botón del obturador miles de veces antes de lograr unirse a la Resistencia.