Los colaboradores de este volumen han sido responsables, en buena medida, de la mejora que se ha logrado. Son los autores de diez de los 'estudios penetrantes' que demandaba el magistrado. Y no deja de ser interesante que cuatro de los que contribuyen a este volumen se ocupen también de la preparación de volúmenes de la historia que patrocina el Comité del legado de Hohnes. Pero eso no basta. Queda aún mucho por hacer en cuestión de biografía de la Suprema Corte. No llegamos a atrevernos a sugerir que los estudios aquí incluidos llenen el vacío. Nuestro objetivo es menos ambicioso. Creemos que los autores de estos ensayos han logrado, la comprensión del hombre, y mediante él, la comprensión de la actividad en que está empeñado 'ese fenómeno norteamericano tan sugerente y singular: la práctica del estadista en el foro. En segundo lugar, esperamos que estos ensayos llegarán a un público que no está aún dispuesto ni deseoso de emprender el estudio de la historia de la Corte en varios volúmenes, o de los muchos volúmenes de excelentes biografías que hemos tratado de resumir aquí'.
En este estudio ya clásico, Anthony Pagden comparó por primera vez las teorías del imperio que surgieron alrededor de las grandes potencias coloniales: española, inglesa y francesa. Desde la apología de la evangelización y la gloria militar que impulsaron al imperio español de ultramar o los argumentos económicos que esgrimieron ingleses y británicos para justificar la colonización hasta el moderno ideal cosmopolita que auguraba el fin del imperio y su remplazo por federaciones de estados iguales e independientes, Pagden hilvana magistralmente una historia de las ideas que aún hoy determinan la política y las distintas maneras en que cristaliza la identidad nacional en todo el mundo.
Un análisis profundo, como nadie podría hacerlo, sobre la involución de las nuevas generaciones
Girauta alerta contra las actuales formas de manipulación sentimental e ideológica. De paso, nos explica cómo la izquierda se ha hecho con la hegemonía cultural. Entenderlo exige una aproximación al posmarxismo. En concreto, al enlazamiento de causas o luchas aparentemente independientes.¿Por qué la derecha no ha impuesto ni una sola causa propia en las últimas décadas? ¿Por qué va a rastras en materia de valores? ¿Por qué siempre acaba interiorizando premisas a las que en un principio se resiste? Existe una razón principal: se ha desentendido de la guerra cultural y no cree en el poder del discurso. En ese sentido, la derecha es infinitamente más materialista que la nueva izquierda.
Una advertencia importante: la guerra cultural que Girauta defiende no persigue que la hegemonía cultural pase a la derecha. Su objetivo es que se preserven los principios fundacionales de la democracia liberal, paulatinamente desvirtuados: igualdad, libertad de expresión, carga de la prueba, respeto a la esfera privada, etc.
Convertida en generadora permanente de antagonismo, la izquierda democrática ha mutado su naturaleza. Esta transformación, sumada a la insensata renuncia al imaginario de conservadores y liberales, explica el regreso de la censura, la cancelación cultural, el neopuritanismo, la coacción ambiental y la infantilización de la sociedad. También la paradoja de una juventud siempre al lado del poder establecido mientras cree combatirlo. Se la ha formado para no soportar las opiniones contrarias, que interpreta como violencia. Mientras, las grandes corporaciones tecnológicas fomentan la hostilidad social y la frustración individual.