Carne de Zen. Huesos de Zen es un clásico de la literatura budista zen de todas las épocas. Citado como un texto fundamental e imprescindible por todos los grandes maestros, recoge una antología de 101 historias donde se narran episodios y experiencias de Maestros zen a lo largo de cinco siglos.
Este zen de los antiguos se considera tan puro que su recuerdo se ha conservado como un tesoro a lo largo de los años. He aquí —como recoge la anécdota de Bodhidharma en el prólogo— la piel, la carne y los huesos del zen, pero no su tuétano, que nunca se encuentra en las palabras.
Un Fernando Savater más libre e iconoclasta que nunca. Carne gobernada es posiblemente su obra más personal donde a través de un viaje por sus vivencias, reflexiona sobre la política actual, el deseo y la sensualidad en la madurez. Además de explicar cómo los acontecimientos recientes han motivado su cambio ideológico y criticar la clara decadencia política y cultura del Occidente, lanza un dardo al periódico en que siempre ha escrito, El País, y un alegato a favor de la libertad sexual de los mayores.
Con un tono narrativo y un lenguaje cercano lleva al lector por una travesía que agitará conciencias y levantará polémicas.
Carta a Moscú. Escritos antiestalinistas de un socialista sin partido reúne una veintena de textos que, de 1936 a 1975, muestran el temprano compromiso del autor con la defensa de un proyecto de transformación política, social y moral que se mantuviera siempre vigilante ante toda forma de dominio totalitario, ya fuera bajo un gobierno capitalista, fascista o comunista.«Estoy convencido, y he tratado de expresarlo en todos mis escritos, que para poder resistir contra el fascismo, tenemos necesidad no tanto de medios materiales, ni de armas, ni de grandes aparatos burocráticos, como sobre todo de un modo totalmente distinto de considerar la vida y los hombres. Sin él, nosotros mismos, queridos amigos, nos convertiríamos en fascistas. Es decir: en fascistas rojos. Y debo deciros que me niego a convertirme en un fascista, y mucho menos, en un fascista rojo».Silone es un revolucionario y un hombre honesto, y por tanto, huelga decirlo, un exiliado. Es uno de esos hombres que son denunciados como comunistas por los fascistas y como fascistas por los comunistas.―GEORGE ORWELL