Inteligentes, calculadores y amantes de los juegos, la cultura humana se desarrolla bajo la observación de los cuervos. El retrato de la más tenebrosa de las aves. Los cuervos viven por casi todo el planeta y siempre han buscado la compañía de los seres humanos. Seguían a los vikingos para después hastiarse con los restos de la batalla, y desde entonces se los asoció con la muerte. Los córvidos son magníficos observadores: establecen a su modo cálculos de probabilidades y conductas acerca de sus presas, y se van mudando a las ciudades escapando de la explotación industrializada del campo.
Cultura e imperialismo es una obra indispensable que restablece el diálogo entre la literatura y la vida, y permite comprender uno de los procesos históricos y culturales más complejos de la modernidad.En el siglo XIX y principios del XX, mientras las grandes potencias se esforzaban en construir y mantener imperios que se extendían desde Australia hasta las islas del Caribe, Occidente fue el protagonista incontestable de un esplendor cultural que vio nacer obras maestras tales como la Aida de Verdi, Mansfield Park de Jane Austen, El corazón de las tinieblas de Conrad o El extranjero de Camus, por citar solo algunas. Con todo, y a pesar de la magnitud del fenómeno imperialista que caracterizó esa época, la mayoría de críticos literarios y culturales nunca prestaron la suficiente atención a su influencia sobre la cultura.Mediante un brillante análisis, Edward W.
En su conjunto, el pensamiento de Nietzsche tiene una vertebración que es necesario mostrar. Esto es lo que, ante todo, se propone este libro: hacer ver los vínculos que dan consistencia y justifican la capacidad de este pensamiento para iluminar nuestro presente. Nietzsche introduce un nuevo concepto de filosofía como estudio e interpretación de las prácticas culturizadoras características de nuestra tradición europea, de sus creaciones (ciencia, religión, arte, política, derecho, técnica, economía, etc.) y de los juicios de valor que las sustentan. A partir de la idea de que sin una moral el ser humano no habría podido superar el nivel de la animalidad, comprende la verdadera naturaleza de las prescripciones morales como condiciones de existencia y dispositivos para la configuración de un cierto estilo de vida propiamente «europeo». Sin embargo, la decadente evolución de esta forma de ser humano, por un lado, y el «nihilismo» en su contemporánea proyección global, por otro, reclaman nuevos valores con los que inaugurar otra época e impulsar un nuevo giro histórico.