El tiempo es un tema de reflexión tan apasionante como escurridizo. Si no nos lo preguntan, todos sabemos qué es, pero, como advirtió san Agustín, si tratamos de definirlo, acabamos enredados en complejas paradojas. Nuestra vida se mueve en una leve franja de tiempo presente, con un pasado, que ya no es, a sus espaldas, y un futuro, que aún no es, por delante. Proust elogió la capacidad del arte para resucitar momentos pretéritos de nuestra vida; los existencialistas alabaron la conciencia de nuestra finitud como forma de autenticidad; los biólogos hablan de un tiempo interno que regula funciones vitales sin nuestra intervención consciente y Albert Einstein definió el tiempo como la cuarta dimensión. Safranski explora de forma atractiva y accesible la multiforme experiencia humana del tiempo y descubre en su inexorable transcurso un rasgo esencial de la condición humana.
Esta obra presenta problemas económicos, políticos y sociales que no han sido resueltos y cuyas lacras continúan reflejándose frecuentemente en los medios de comunicación contemporáneos. Realiza una aproximación al activismo social y político que se está manifestando actualmente en la esfera pública. Al mostrar de forma explícita el desencanto imperante en el ámbito laboral, social y cultural, los numerosos colectivos y plataformas emergentes se aúnan con el propósito común de realizar transformaciones en el sistema estructural del país, contribuyendo a combatir y erradicar el fuerte oleaje de injusticias que golpean a diario nuestra sociedad.
Hay cosas que nunca desaparecen. Entre ellas se cuenta la violencia. Su forma de aparición varia según la constelación social. En la actualidad, la violencia ha mutado de visible en invisible, de frontal en viral, de directa en mediada, de real en virtual, de física en psíquica, de negativa en positiva, y se retira a espacios subcomunicativos y neuronales, de manera que puede dar la impresión de que ha desaparecido. Pero la violencia se mantiene constante. Simplemente se traslada al interior. La decapitación en la sociedad de la soberanía, la deformación en la sociedad disciplinaria y la depresión en la sociedad del rendimiento son estadios de la transformación topológica de la violencia. En este ensayo, Han profundiza su análisis de la sociedad del cansancio y de la transparencia, buscando sacar a la luz las nuevas formas de violencia que se ocultan tras el exceso de positividad.