«Reaccionarios, dicen. Me parece que ha llegado el momento de precisar la situación en que me encuentro y volver a trazar mi itinerario sin evasivas ni complacencias. Por lo que a mí respecta no se trata en modo alguno de rebajar el conocimiento a la confesión ni de defender una verdad puramente subjetiva. No he optado, en el momento de rendir cuentas, por atrincherarme en la fortaleza inexpugnable de la autobiografía. Pongo las cartas sobre la mesa, digo desde dónde hablo, pero no digo sin embargo: 'Cada uno tiene su propia visión de las cosas'. La verdad que yo sigo buscando todavía y siempre es la verdad de lo real; la elucidación del ser y de los acontecimientos sigue siendo, a mis ojos, prioritaria. A pesar de la fatiga y del desánimo que a veces me asaltan, prosigo con obstinación esta búsqueda. Me intereso menos por mí de lo que me afecta el mundo. Con todo, como escribió Kierkegaard, 'pensar es una cosa, existir en lo que se piensa es otra'. Esta otra cosa es lo que he querido aclarar al escribir, pase por una vez, en primera persona». Alain Finkielkraut
UNA REIVINDICACIÓN DEL ESCEPTICISMO COMO DEFENSA ANTE LAS TIRANÍAS Y LOS FANATISMOS.
Filósofo inconformista e insobornable, Bertrand Russell publicó este conjunto de ensayos cuando ya había dado sobradas muestras de ser un intelectual revolucionario. En ellos, mediante el ejercicio de la duda escéptica, nos propone un planteamiento «paradójico subversivo»: transformar un mundo irracional a través de la razón, que es la que determina las acciones humanas. Russell aborda grandes temas como el psicoanálisis, la ciencia, la educación, la relación entre guerra y bienestar, el control de la información o la libertad individual, y los examina con una actitud escéptica, que se convierte también en una forma de independencia intelectual. El resultado es una obra que nunca ha perdido su vigencia.
No sólo los especialistas en filosofía, sino también las personas interesadas en los problemas del hombre y su futuro, recibieron periódicos testimonios de la capacidad de Bertrand Russell (1872-1970) para enfrentarse, a lo largo de su dilatada y fecunda vida, con todo tipo de cuestiones, desde las muy técnicas de la teoría del conocimiento o la filosofía matemática, hasta las de la justicia y moralidad de los regímenes políticos, de los conflictos bélicos y de los sistemas sociales. Este volumen de " Ensayos filosóficos " reúne varios escritos sobre la ética, la historia y la verdad, de los que revisten singular interés los trabajos dedicados a la exposición y análisis de las concepciones acerca de la verdad y falsedad tal como fueron expuestas por William James, y a la crítica general del pragmatismo.
Este volumen incluye más de veinte de los ensayos literarios más importantes de C. S. Lewis, escritos entre 1932 y 1962.
El autor trata de poesía, teatro o novela, mientras recorre la obra de autores como Austen, Shakespeare, Walter Scott, Eliot, Chaucer o Kipling, Donne, Shelley o William Morris. Y lo hace con el ingenio, la franqueza y la erudición que caracteriza su mejor escritura crítica.
Si bien David Hume (1711-1776) suele ser conocido y valorado principalmente por su obra filosófica, él se consideró siempre un escritor y como tal destacó entre sus contemporáneos. Su amplio abanico de intereses y sus vastos conocimientos le llevaron a ocuparse en sus obras de carácter moral -en su sentido etimológico: referido a las 'costumbres' o 'hábitos'- de cuestiones más humildes, pero a menudo presentes en la vida cotidiana (los caracteres, la superstición, la avaricia, el divorcio, la conformidad...), que iluminó con su experiencia y un buen juicio excepcional. En esta selección de sus Ensayos morales, todos ellos de amena lectura, Hume se revela como un pensador muy adelantado a su época que defiende, por ejemplo, un matrimonio basado en la igualdad, o bien opiniones en torno al suicidio y la inmortalidad del alma muy discordantes con el sentimiento religioso común en su época.
Hay suficientes evidencias textuales que acreditan la convicción que tenía Kant de que la Antropología debía introducirse con urgencia en la universidad como disciplina que sirviera de orientación práctica y de preparación de los estudiantes para actuar con éxito en el complejo escenario del mundo.
Esta convicción kantiana no facilita de suyo, sin embargo, que se le otorgue a la Antropología un seguro estatuto teórico, sobre el cual han sido recurrentes las discusiones de los estudiosos.
Los trabajos aquí reunidos tratan en detalle este asunto, para el que no puede pasarse por alto la lectura foucaultiana, así como algunas cuestiones particulares que aborda Kant en sus Lecciones, como la fisiognomía, la cuestión de las razas y la interpretación de la moda.