En los lugares de poder se encuentran distintas alteraciones telúricas que te llevarán a mundos maravillosos.
Un lugar mágico es aquel donde han existido leyendas e historias, generalmente transmitidas de generación en generación, en las que conviven hechos reales con la fantasía del narrador, otorgándole un halo mágico y misterioso, que pueden percibir personas con gran sensibilidad.
Los lugares sagrados fueron destinados al culto, reservados a los dioses propios de cada cultura: iglesias, templos, dólmenes, menhires, crómlech, alineaciones pétreas… Algunos de ellos se alzaron sobre las «líneas ley» o formando «espirales áureas», sumando a su carácter sagrado un extra como lugar de poder.
¿Cómo están conectadas las pirámides de Teotihuacán (México), la de Güímar (Islas Canarias), las del Antiguo Egipto y la de Xi'an (China)?
Descubrirás ceremonias, dioses, portales, diarios de investigación o los Evangelios Secretos de María Magdalena.
Si Luz de Tungsteno te hace pensar, misión cumplida. Lo más importante de esta obra, es lo que insinúa.
Luz de tungsteno fue concebido como un experimento. ¿Cuántos pensamientos ―de cierto calado― recibe a diario la mente humana? Juanjo Benítez se propuso averiguarlo. Para ello, escribió 10.101 reflexiones, y lo hizo en 400 días. Según él, a su mente llegaron 25,2 pensamientos por día (de media).
Luz de tungsteno fue un ejercicio mental de pantalón largo…
Nos encontramos ante una obra exhaustivamente documentada que profundiza sobre el ser humano y la realidad que lo rodea desde los campos de la física, la psicología, la psiquiatría y la química, para responder a nuestras preguntas fundamentales: ¿qué es la realidad?, ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? Adentrándose en estas áreas del conocimiento, el libro plantea respuestas, abre nuevas incógnitas y dibuja caminos a seguir para resolver esos interrogantes.
Cuando escribí la primera edición de este libro tenía muy poco conocimiento acerca de la misión que le corresponde desempeñar a los Ángeles Celestiales con todos los seres humanos. Recuerdo que en cada experiencia positiva usaba deliberadamente la palabra “Ángel”, pero sin una conciencia clara del significado tan profundo que tiene esta palabra. Para explicarme mejor expondré un ejemplo sencillo. Cuando algo se me resolvía rápida y fácilmente a través de la ayuda de otra persona, yo decía: “Gracias a un Ángel que me ayudó”. De esta manera, cada vez que necesitaba “una mano amiga” decía: “Dios mío, por favor, mándame un Ángel, necesito encontrar un Ángel en este lugar”.
Otras veces perdía algo y de igual manera decía: “Necesito un Ángel que me ayude a encontrar lo que he perdido”. Así, sucesivamente, la palabra Ángel fue ocupando gran parte de mi diario vivir. Igualmente, si trataba a una persona buena, pensaba: “Esa persona es un Ángel o tiene algo de Ángel”. Poco a poco comencé a interesarme más seriamente en los Ángeles.
Con este extraordinario libro, J. J. Benítez plasma uno de los proyectos más ambiciosos de su extensa trayectoria como cronista y notario de lo oculto y lo inexplicable. Según el autor, el «objetivo de esta obra es ofrecer lo más granado de las leyendas y enigmas que, afortunadamente, aún conserva nuestro mundo, y siempre en el marco de una aventura permanente».
Para conseguirlo, J. J. Benítez ha recorrido más de tres millones de kilómetros en los últimos veinte años. «Si los planes de la Providencia son los que imagino, éste es el comienzo de un vasto proyecto que no dejará rincón del planeta sin investigar.»