Un pájaro monstruoso que devora a los pecadores, cuerpos desnudos contorsionándose en posturas tántricas, un par de orejas blandiendo la hoja de un cuchillo: con tan solo 20 pinturas y 9 dibujos a su nombre, el visionario holandés Hieronymus Bosch (aprox. 1450-1516) se ha asegurado su lugar como pilar en la historia del arte. A día de hoy, el pintor por excelencia del infierno y sus demonios continúa sorprendiendo y cautivando a expertos en pintura, artistas, diseñadores y músicos por igual.
Esta monografía a gran escala, basada en la exitosa edición XXL para la que TASCHEN encargó nuevas y exclusivas fotografías de detalles y de las obras recientemente restauradas, presenta la obra completa del Bosco. Los textos de Stefan Fischer, historiador del arte y experto en su obra, analizan los numerosos elementos cautivadores que pueblan cada escena, desde los seres híbridos mitad hombre y mitad animal hasta el uso pictórico de refranes y modismos propio del artista. Este libro, que ofrece una exhaustiva panorámica de su inaprensible obra, revela por qué el Bosco y su pintura han sido inmensamente influyentes.Incluye:
Reproducciones impecables a toda página que ensalzan el asombroso potencial compositivo del artista
Detalles ampliados que desvelan las escenas más intrincadas e inquietantes, así como los pormenores técnicos más insospechados, desde las pinceladas sutiles al grano del lienzo
Un desplegable del legendario El juicio final
Un capítulo especial centrado en la obra más célebre del Bosco, el hipnotizante tríptico de El jardín de las delicias
Wilhelm Furtwängler (1886-1954) fue el representante más eminente de la gran «tradición alemana». Considerado, junto con Karajan, Bernstein o Carlos Kleiber, uno de los más legendarios directores de orquesta del siglo XX, por sus interpretaciones -donde algunos creen traslucir cierta noción de verdad-, Furtwängler fue y será siempre, para muchos, una especie de oráculo. La valía de su legado es más que evidente y sus grabaciones continúan siendo una referencia. Pero la clave de su permanencia en el inconsciente colectivo trasciende lo estrictamente musical. Para la política cultural nazi, la música jugó un papel de suma relevancia, destinada a cimentar la superioridad del pueblo alemán, su grandeza y eternidad, lo que llevó a apropiarse de los grandes clásicos alemanes y austríacos bajo la denominación ideológica de «música alemana». Sin la participación de los músicos coetáneos, dicha política cultural del Reich no hubiese sido posible.
De ser prácticamente unos cantantes marginales y vistos con desdén hace no más de 30 años, los contratenores han pasado a convertirse en auténticas estrellas seguidas con fervor por el público. Sin duda, su creciente protagonismo en el repertorio barroco ha tenido mucho que ver en esta popularidad, pero ni mucho menos se limita a él, puesto que también desempeñan un papel destacado en la creación más estrictamente contemporánea.
Su emisión prioritaria en Mecanismo 2 en ámbito de alto o mezzo desafió las expectativas de la inmensa mayoría de las audiencias clásicas. Y en su valoración no ayudó mucho el que, desde tiempos pretéritos, se aplicase a su fonación el insidioso término de falsete, con lo que conllevaba de sugerir falsedad o artificiosidad.
Partiendo del establecimiento de los cuatro patrones mecánicos de fonación, el autor aborda la figura del contratenor con un carácter global: su historia, su correcta clasificación, su técnica vocal, su presencia en la interpretación históricamente informada … En suma, El contratenor, estudio sólido y exhaustivo, es la reivindicación de una voz determinante que, desde que llegó, se ha convertido en un imprescindible de la práctica musical de nuestros días.
El 27 de mayo de 1784, Wolfgang Amadeus Mozart se encontró en una tienda vienesa con un coqueto estornino que cantó una versión improvisada del tema de su Concierto para piano n.º 17 en sol mayor. Al percibir un espíritu afín en el joven pájaro, lo compró y se lo llevó a casa como mascota. Durante tres años, el estornino vivió con Mozart, influyendo en su obra y sirviéndole de compañero, distracción, consuelo y musa. Dos siglos después, los estorninos son vilipendiados incluso por los conservacionistas más compasivos. Como especie invasora no autóctona, invaden hábitats sensibles, compiten con las aves locales por los lugares de anidación y el alimento, y diezman los cultivos. La ornitóloga y naturalista Lyanda Lynn Haupt conoce bien las tensas relaciones de estas aves con otras especies y el medio ambiente. Pero, tras rescatar a una cría de estornino, quedó encantada con esa inteligencia y el espíritu juguetón que habían maravillado a su compositor favorito. Haupt explora el improbable y extraordinario vínculo entre uno de los compositores más apreciados de la historia y uno de los pájaros más comunes de la Tierra. Las historias entrelazadas de la mascota de Mozart y del estornino de Haupt ofrecen una insólita mirada a la amistad entre humanos y animales, al mundo secreto de los estorninos y a la naturaleza de la inspiración creativa.
Tras los libros de Paulino Viota sobre Ford y Godard, aparecidos en esta misma colección, ha llegado el momento de homenajear al autor y hombre de cine en su faceta de profesor, un docente carismático, divertido, profundo, que penetra junto a sus alumnos en la historia del cine como en un refugio cotidiano desde el que contemplar el mundo y afilar la imaginación. Se transcriben aquí (salvando, en la medida de lo posible, la singularidad de la palabra y la teatralidad de los gestos de aquel contexto privilegiado) las cinco clases de un curso de 2012 sobre la teoría del cine de Eisenstein impartido en la Filmoteca de Santander, en las que asistimos a la paulatina clarificación del complejo pensamiento de uno de los mayores cineastas que han existido, a su vez principal teórico del montaje desde sus posibilidades rítmicas, plásticas y orgánicas, a sus capacidades relacionales, afectivas e intelectuales. Pero El genio de Eisenstein es mucho más que el trazo de un curso o la memoria compartida de la enseñanza de un experto, ya que Viota, para paliar la ausencia de las proyecciones de fragmentos fílmicos que interrumpían el flujo de las explicaciones, ha completado un exigente apartado de análisis y descripciones (que diseccionan los momentos álgidos de la obra del director de El acorazado Potemkin o las secuencias de otras películas traídas a colación, como el inolvidable «camino hasta el beso» de Recuerda de Hitchcock), lo que supone su mayor aportación hasta la fecha a la obra del venerado artista soviético.