Jim Pancé tiene un ataque de gruñonitis y no sabe por qué. Sus amigos no lo entienden: ¿cómo puede estar enfurruñado si hace TAAAAAN buen día? Las cebras le invitan a hacer la croqueta con ellas, los pájaros a cantar y los monos a columpiarse, pero Jim no puede seguir tantos consejos... y se colapsa un poquito. ¿No será que de vez en cuando todos necesitamos ser un poco gruñones?
Para variar, ¡Jim Pancé está de buen humor! Va a ir a una fiesta de pijamas en casa de sus padres y le acompañará Norman. A Jim no podía hacerle más ilusión todo lo que ha planeado su familia: irán a buscar termitas, pescarán mangos y contarán historias de terror. ¡Jim se muere de ganas de pasarse TODA LA NOCHE DESPIERTO!
Pero ¿qué pasa cuando aparece su hermano «pequeño»?
Ha llegado el día del paseo semanal de Jim Pancé, por fin podrá disfrutar del silencio y escuchar tranquilamente los sonidos de la jungla. Hasta que su mejor amigo Norman decide acompañarlo y con él, ¡casi todos los animales de la selva!
Menos mal que Jim tiene su naranja antiestrés porque parece que este paseo no será muy relajante ¡aunque sí muy alocado y divertido!
¡Atrévete a cruzar el desierto con Geronimo Stilton!
¡Por mil quesos de bola! Se suponía que sería un tranquilo viaje familiar en caravana… ¡Quién iba a decirme que acabaría persiguiendo a trece dromedarios escupidores por el Desierto del Ráthara!
¡Por mil quesos de bola!, mi amigo Metomentodo me ha citado en el Centro
de Reciclaje Experimental de Ratonia. Ha habido un extraño robo de basura y ha llegado el momento de empezar la investigación... ¡Esta historia va a ser digna del mejor libro de misterio!