A pesar de provenir de una familia de preceptos infrangibles, Tatiana Tatíscheva fue una niña feliz y sobreprotegida, hasta que un fatal accidente le cambió la vida para siempre. De disfrutar de lujos, mimos, comodidades y abundancia económica, pasó bruscamente a vivir en la desesperanza, con limitaciones extravagantes, miedos y temores; el golpe fue radical y adaptarse fue su única opción. La pobreza, los cuestionamientos, y el pesimismo, construyeron un muro adverso en su transición de niña a mujer.
Cuando conoció a Ernesto, quien rápidamente se convertiría en su pareja sentimental y posteriormente en su esposo y padre de sus hijos, creyó haber encontrado su príncipe azul, y que iniciaría junto a él, su propio cuento de hadas. Pero Tatiana estaba muy lejos de la realidad que le esperaba al lado de ese hombre apuesto, inteligente, exitoso y caballeroso; el hombre perfecto de su imaginación que se transformó en el villano de su historia y en su mayor decepción. La niebla del pasado y el futuro sombrío de Ernesto, le romperían el corazón en mil pedazos. Tatiana no tuvo que desenmascararlo, fue el propio Ernesto quien se quitó la careta que llevaba puesta, por más de tres décadas.
En cada pérdida, error y fracaso, Tatiana buscaba una ilusión que la motivara o un motor que la impulsara a seguir adelante. En un viaje hacia el interior de su ser, aprendió a enfrentar sus miedos, y a sacar el mejor provecho de las malas experiencias. Descubrió que el amor por sí misma no tiene límites, esa transmutación, la salvó de caer en un abismo sin final.