¿Por qué en el colegio las chicas creen que no han estudiado lo suficiente y en cambio los chicos piensan que «el examen era muy difícil»? ¿Por qué la mayoría de las mujeres sienten que son un fraude en su trabajo y que sus éxitos son solo fruto de la buena suerte?
Esto es lo que se conoce como el síndrome de la impostora: un problema de falta de autoestima y confianza para desarrollar puestos en espacios tradicionalmente masculinos, algo que sigue afectando a muchas mujeres que, para compensar ese sentimiento de culpa, acaban soportando un exceso de presión y de carga de trabajo.