Nuestra vida está dominada por el reloj corporativo al que muchos de nosotros nos adaptamos. Pero este no fue concebido para las personas, sino para el beneficio de las empresas. Tenemos que adoptar un concepto totalmente nuevo del tiempo: uno que nos dé a nosotros y a nuestro planeta un futuro mejor.
En la sociedad occidental, efectivamente, el tiempo nos genera angustia porque siempre nos parece que falta. Esto es porque el tiempo en el capitalismo es considerado un bien que puede comprarse y venderse. En ¡Reconquista tu tiempo!, Odell cuestiona la ética protestante del trabajo que impera en todo Occidente-, el denominado workaholismo, y lo vincula a la ansiedad que produce la fugacidad temporal. El contrapunto a este culto del trabajo es una cultura del ocio, la creación de espacios públicos, la exploración de «otras temporalidades», alejadas del concepto comercializable actual, el interés por el «tiempo geológico» o el «tiempo ecológico», y las nuevas realidades de vida en común. Es decir, una constatación de la «cronodiversidad».