Dicen que la pasión del primer romance no se olvida nunca. La primera muerte, tampoco.
Jeime siempre ha visto el mundo de una manera diferente a los demás. Sueña con salir de El Pueblo Rodeado Por Nada para vivir una de esas vidas que ve en las películas y los libros que lee con su mejor amiga Marianne. Lo que éste no sabe, es que tras la misteriosa y repentina desaparición de una compañera de clase, y sus crecientes conversaciones con Otis hasta bien entrada la madrugada, su vida ya se asemeja a una de esas historias que merecen la pena ser contadas.
Una novela sobre cómo algunas personas ven colores en una escala de grises. Y de cómo nadie ha de parar eso. Nunca.