Mi pequeña guerra puede ser considerada la novela europea más importante sobre la Segunda Guerra Mundial, como Viaje al fin de la noche de Céline lo fue sobre la Primera. Un clásico europeo que por fin podemos leer en España. Traducido a 11 lenguas. ¿Qué pasa cuando un hombre de clase obrera tiene talento para escribir y no quiere ser poeta? Que puede contar aquello que nunca se nos cuenta: la calle. No de una forma poética, no de manera reivindicativa, sino mostrando el ser humano en toda su imperfección y provocando sentimientos contradictorios.Hemos visto muchas películas y hemos leído muchos libros sobre la guerra, pero nunca nos han colocado en el punto de vista de esta novela. Mi pequeña guerra nos mete en una dimensión moral a la que no estamos acostumbrados. Necesitamos esta voz que no inventa y que no tiene reparos a la hora de contar. Ahí está la existencia, depravada y a la vez buscando la salvación a través de la música, el baile o la risa. Louis Paul Boon es el narrador, el que vive la guerra desde su lugar de siempre, el que quiere escribir sobre ella y no ser un poeta, el que está dispuesto a que también se vean sus miserias. La rabia le lleva a escribir sin limitaciones. Nunca hemos tenido una visión tan general de la guerra, el testimonio de la participación de cada ciudadano, la supervivencia vinculada a la depravación. Mi pequeña guerra: “Hay gente que se deja la vida blasfemando y otra que se da cabezazos contra las paredes. Tú escribes tu pequeña guerra”. Louis Paul Boon es el narrador de pequeñas secuencias de la vida cotidiana en Bélgica en plena Segunda Guerra Mundial. Él es testigo y actor muchas veces de momentos que solo se puede dar en situaciones límites para la condición humana. No quiere ser poeta, su punto de vista es diferente: «estas son las blasfemias y las oraciones del hombre pequeño frente a la gran guerra, son cantos, es LA BIBLIA DE LA GUERRA»
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