Una historia épica de China contada por un testigo excepcional, pero también un maravilloso relato que ilustra el poder del arte para generar cambios y la urgente necesidad de proteger la libertad de expresión.
Ai Weiwei es uno de los artistas más famosos del mundo, un creador que rebasa los límites del mundo del arte y ha logrado ser un fenómeno social, un valiente activista y un apasionado defensor de la libertad de expresión. En estas memorias rastrea por primera vez los orígenes de su excepcional creatividad y sus ideas políticas, y explora con lucidez y agudeza la multitud de fuerzas que han dado forma a la China moderna; un ejercicio que además traza una extraordinaria historia del país durante los últimos cien años.
Las esculturas e instalaciones de Weiwei son admiradas en todo el mundo, y sus logros arquitectónicos incluyen la participación en el diseño del icónico Estadio Nacional de Pekín. No obstante, su disidencia lo ha convertido durante mucho tiempo en un objetivo de las autoridades chinas, lo que dio lugar a una aterradora detención secreta en 2011. Su padre, Ai Qing, uno de los poetas chinos más célebres del siglo XX y en su día amigo íntimo de Mao Zedong, fue calificado de derechista durante la Revolución Cultural, y él y su familia fueron desterrados a un lugar desolado conocido como «la Pequeña Siberia», donde fue condenado a trabajos forzados limpiando baños públicos. El artista relata su infancia en el exilio y la difícil decisión de dejar a su familia para estudiar arte en Estados Unidos, donde trabó amistad con Allen Ginsberg y se inspiró en Andy Warhol. Con franqueza e ingenio, detalla su regreso a China y su ascenso de figura anónima a superestrella del mundo del arte.