«Imagino la expresión de las mujeres en las ventanas, viendo pasar a mi padre, viéndome pasar con el niño detrás de una caja mortuoria en cuyo interior se va pudriendo la única persona a quien el pueblo había querido ver así, conducido al cementerio en medio de un implacable abandono, seguida por las tres personas que decidieron hacer la obra de misericordia que ha de ser el principio de su propia vergüenza.» El primer libro de Gabriel García Márquez, de 1955, contiene el germen estilístico y de las ideas que nutrirían su vasta producción. La hojarasca es el recuento infausto de una callada venganza colectiva que tiene lugar en Macondo, en la época cuando el pueblo recibe al torrente desordenado que sigue a la explotación del banano, y su estela desastrosa tras la sangrienta rebelión de los trabajadores. Prefiguración impregnada de un aura sobrenatural y a la vez incuestionablemente realista, este relato a tres voces es la piedra fundamental del reino espléndido del colombiano universal.