En estas cinco cartas que dirige a sus lectores, Ernesto Sabato ahonda en su análisis de nuestra realidad -empezado con Antes del fin- y aboga por un nuevo humanismo, con «la convicción de que únicamente los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana». Los progresos de la ciencia y la técnica han convertido al hombre en un simple engranaje de una máquina de producir y consumir. Esta dramática preocupación por lo económico, la idolatría por la técnica y la explotación del hombre nos han llevado a la masificación, a la globalización, a la clonación, al miedo. Es la crisis de toda una concepción del mundo y de la vida. Pero se vislumbran nuevas esperanzas, otras maneras de mirar el entorno, en el arte, en la resistencia de algunos a la uniformización, en los deseos expresados, que nos hacen tomar conciencia de que se puede resistir al poder de la robotización. Y crear nuevos valores humanos, recuperando los afectos, el gozo, el diálogo, la imaginación, la belleza, la fe en nuestro destino. Como en otras épocas de crisis, salvaremos el abismo e inventaremos un nuevo humanismo.
Emily ha dejado a Ally y, de repente, se ha quedado sin novia, sin casa, sin amigos y sin trabajo..., aunque todavía tiene a Malcolm, el gato de Emily. Solo que, técnicamente, lo ha secuestrado.
Ally llega a la casa de su padre decidida a esconderse del mundo, pero no es la única que ha regresado a Sheffield. Jeremy, el que fue su mejor amigo de pequeña, también ha vuelto porque un chico le ha roto el corazón.
En un intento desesperado por impresionar a sus respectivas exparejas, Ally y Jeremy se inscriben en una media maratón local. Para entrenar cuentan con la ayuda de Jo, una guapísima runner que tal vez les ayude a lograr lo que quieren, aunque no de la forma que ellos esperan.
Poco antes de morir, el escritor y fabricante de tejidos Joseph Langhorne encuentra la forma de distraer a su hijo enfermo: leerle historias que se representan tras la ventana de su dormitorio, la única con vistas a cualquier parte del mundo. Sin embargo, uno de esos cuentos parece esconder una advertencia, el anuncio de que algún día llegará alguien que lo cambiará todo.
Veinticinco años más tarde, William Langhorne cree que por fin se ha cumplido el presagio de su padre cuando conoce al sastre Barros Scaramuzzelli. Con su aparición, el pueblo de Tonleystone se expone a la apertura de una sastrería y a la irrupción de la alta costura, un reclamo repentino en una sociedad rural cuyas vidas se verán de pronto amenazadas.
Cal Donovan, eminente profesor de Historia de las religiones y Arqueología en Harvard, es llamado con urgencia al Vaticano. Debe dar su opinión sobre el misterioso caso de un sacerdote que sufre los estigmas de la crucifixión y afirma tener visiones místicas. Donovan comprueba asombrado que las heridas del religioso son reales y que se parecen a las infligidas a Jesús en la cruz.
La situación se convierte en preocupante cuando el clérigo es secuestrado y Donovan descubre que él no es el único interesado en este supuesto milagro. ¿Por qué una misteriosa sociedad trata desesperadamente de averiguar la clave de los estigmas? La respuesta es un secreto milenario y será una verdadera bomba de relojería si cae en las manos equivocadas.
La última novela de George March es un gran éxito, y nadie se enorgullece tanto de ello como su devota esposa, la señora March, que lleva una vida exquisitamente ordenada en el Upper East Side. Una mañana cualquiera, mientras se dispone a comprar el pan de aceitunas en su pastelería favorita, la dependienta insinúa que la protagonista del nuevo libro de George parece inspirada en ella. Este comentario casual le arrebata la certeza de saberlo todo sobre su marido —y sobre ella misma—. Así empieza un viaje alucinado y alucinante que puede desvelar un asesinato y secretos sepultados durante demasiado tiempo.
La fama de la desapacible Kimberly Clark Weymouth, una pequeña ciudad eternamente aquejada por heladas ventiscas y mucha nieve, y donde Louise Feldman ambientó el clásico infantil La señora Potter no es exactamente Santa Claus, permitió a Randal Peltzer abrir una exitosa tienda de souvenirs. Cada día, la ciudad recibe a lectores de la excéntrica escritora y, a regañadientes, vive de ella. Pero ¿qué pasaría si, harto de un destino que no ha elegido, Billy, hijo de Randal, decidiese cerrar la tienda para mudarse a otra ciudad? ¿Podría Kimberly Clark Weymouth permitirse dejar de ser el lugar que ha sido siempre y convertirse en otra cosa? Bajo la exuberante prosa y la imaginación sin límites de Laura Fernández, se esconde una sólida historia sobre la maternidad, la creación y la renuncia, el arte como refugio y la soledad del incomprendido, en este cruce entre una novela de Roald Dahl para adultos y unalocado y digresivo T.C. Boyle que hubiera leído más de la cuenta a Joy Williams. La señora Potter no es exactamente Santa Claus pretende hacer saltar por los aires la sola idea de la existencia del relato, o del relato único de aquello que somos, porque si algo somos es una infinidad de posibilidades.