Ralph Roberts, a sus setenta años y tras la muerte de su mujer, siente que su vida se acaba. ¿Es acaso posible que su reciente viudez, unida a un persistente insomnio, sea la causa de esa nueva sensibilidad visual que, poco a poco, le permite ver el más allá de las personas? A Ralph le preocupa este hecho, pero no menos que el súbito e inexplicable comportamiento, irracional y violento, de algunos de sus vecinos...
Lucas Beauchamp, un anciano negro al que se le acusa del asesinato de un hombre blanco, corre peligro de ser linchado. Gavin Stevens, un eminente abogado local, está empeñado en que se haga justicia, pero el viejo testarudo rechaza su ayuda. En cambio, es a Chick, el sobrino de dieciséis años de Gavin, a quien Lucas confiesa la verdad. Para salvar al viejo, Chick va al cementerio para desenterrar el cadáver del asesinado. En una carrera desesperada contra el tiempo, descubre el secreto de la tumba, solo para revelar otro enigma que desconcierta al pueblo sediento de sangre.
Conocida como la Reina Virgen por su negativa a contraer matrimonio, Isabel I ha pasado a la historia como una gobernante implacable. Margaret George, en este relato a dos voces, desmonta el mito del Isabel I como mujer fría y desapasionada al descubrirnos el perfil más íntimo y, hasta cierto punto, desconocido, de quien sería la última Tudor.
Isabel I de Inglaterra, imponente en su papel de soberana, desplegó una acción política sin precedentes en la Europa del siglo XVI. La reina protestante se enfrentó a católicos y calvinistas en su país y en buena parte de los estados vecinos; se midió con María Estuardo y Felipe II, a quienes se impuso con inteligencia y valentía, al tiempo que desbarataba un complot contra su persona y armaba un gran ejército.