LLORAR CON LOS QUE LLORAN
                            
                                
                         
                            
                                Desaparecidos los remanentes de la dictadura al finalizar
el otoño de 1961, a primeras horas de una mañana de domingo
transpuso el pórtico y caminó por los estrechos pasadizos que
separaban los nichos del solitario cementerio de San
Bartolomé Apóstol un hombre alto, joven, de incipiente barba.
                            
                        
                       
                        
                        
                        
                            
            
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