Con solo veintiséis años, Will Guidara asumió el mando de Eleven Madison Park, un restaurante cuyo esplendor quedaba lejos en el tiempo, convirtiéndolo a los pocos años en el mejor del mundo. ¿Cómo lo logró? Con una filosofía revolucionaria: un cambio de paradigma que situaba al cliente en el centro de su negocio y que abogaba por dar siempre más de lo que se espera de uno. Guidara y su equipo convirtieron simples servicios en experiencias extraordinarias. El ejemplo más memorable es la vez en la que sirvieron unos perritos calientes a dos clientes de sus tres estrellas Michelin que se lamentaban de llevar días en Nueva York sin haberlos probado aún.
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