No existe nada en el universo que no pueda definirse de manera casi categórica. La amistad, la confraternidad, los prejuicios, la barbarie, la literatura, las artes en general, los planetas... TODO.
Definir el concepto poesía es igual de sencillo, aunque hay quienes se empeñen en considerarlo difícil. En forma poética, Gustavo Adolfo Bécquer lo describió como: “Poesía eres tú”, y por otro lado Gabriel Celaya señaló que es “Un arma cargada de futuro”. Yo tengo una definición mucho menos bella, pero quizás más práctica: “Hacer arte con las palabras alterándole sus significados originales para convertirlas en nuevas imágenes”.
Pero ¿cómo definir a un cazador de palabras cargadas de poesía? ... También es simple, basta con leerlo; y en este caso, a Jimmy Barranco Ventura yo lo he leído bastante porque he estado a su lado desde el nacimiento de su primera obra, y ya con ésta van seis.
Jimmy es un estudioso de la naturaleza, de sus pormenores, de sus manifestaciones, de lo divino, de lo nutricional... de todo, hasta de la historia; y es además un trabajador por excelencia de toda la esencia poética que ha cultivado la humanidad, desde la literatura clásica hasta la postmoderna, aunque tiene preferencia marcada por la primera.
Es un poeta que domina los secretos de nuestra lengua materna, el español, y conoce sus cuitas y salpicaduras temáticas, cabalgando graciosamente con ella entre sus versos, llenándolos de musicalidad, ritmo, medidas y rima con una facilidad pasmosa y agradable.
El contenido de los poemas de Barranco es un canto a la belleza escritural; en él viven las figuras de retórica más hermosas, esas que enriquecen sus textos para satisfacción de los lectores más exigentes.
Definir algo no es tan difícil, basta estudiarlo y disfrutarlo, como he hecho con Jimmy Barranco Ventura, y le invito a que usted haga lo mismo, seguro de que lo disfrutará a plenitud.
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