El poeta catalán Joan Vinyoli (1914-1984 ) aprendió muy pronto de su admirado Rilke que 'la poesía no es cosa de sentimientos, sino de experiencias'. Quizá justamente por su formación autodidacta y el origen vacilante de su vocación, Vinyoli siempre concibió la poesía -a la manera de su maestro Carles Riba- como una herramienta indagatoria y de conocimiento de uno mismo y del mundo, una forma de realización espiritual. Su escritura parte del romanticismo alemán y el postsimbolismo para evolucionar hacia una poesía de corte metafísico y fuerte impronta moral. La palabra poética sirve para arraigarse en la realidad, trascenderla y superar el estado de indigencia que el poeta considera inherente a la condición humana.
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