Una emocionante y divertidísima novela juvenil para sacar lágrimas de la risa, y se lee de un tirón.
Nico y su familia dejan atrás la gran ciudad para irse a vivir a un lejano pueblo de montaña con no más de cinco calles y en la misma casa del abuelo enfermo de la memoria. Nico no está feliz: dejó a su novia atrás y en el pueblo, llamado Hormiga con Corbata, no venden Coca Cola, los compañeros se llaman por apodos raros y menos hay señal para su iPhone. Pero poco a poco descubrirá que sus días ahí pueden ser más interesantes y entretenidos, como son su amistad con una chica que ama los libros de ciencia ficción y el estrambótico proyecto de su abuelo y otros dos ancianos de construir y poner en marcha un estrafalario aparato lanza-señales al espacio. “El hechizo de la escritora sostiene como un soplo el libro”.