Cuando la autora se enfrentó al diagnóstico más temido («seis letras canallas y un acento») sintió miedo y rabia, pero también una inspiración irreductible.
Este libro ―a veces lírico, a veces desgarrador, siempre emocionante― es el fruto de un proceso en el que Isabel Ordaz recurrió a la literatura y a la poesía en un ejercicio creativo para ella y terapéutico para cualquier lector que necesite una voz que le acompañe y aporte esperanza.
Ahora, nos invita a recorrer con ella este personalísimo viaje alrededor del cáncer. Estas páginas hablan de dolor, pero también de luz, memoria y afectos. Escrita desde las entrañas, esta obra auténtica y reconfortante es una oda a la vida y a la literatura.
«No hablo de mi cáncer, hablo de la escritura que te ayuda a vivir en ese momento. La literatura, el arte y la creación pueden ayudar».