El cerebro tiene la capacidad de reorganizarse y crear nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Esta facultad, conocida como "neuro plasticidad", le permite adaptarse a nuevas experiencias y aprender otras habilidades.
A medida que envejecemos, se producen ciertos cambios que pueden afectar a la función cognitiva, pero que no representan necesariamente un deterioro intelectual. El cerebro de mediana edad puede no ser tan rápido o eficiente en ciertas áreas (velocidad de procesamiento, atención o memoria de trabajo) como los más jóvenes, pero tiene su propio conjunto de fortalezas y habilidades que se pueden aprovechar y desarrollar para ayudar a las personas a continuar creciendo y aprendiendo a lo largo de sus vidas.