Todos reconocen su obra. Nadie conoce al hombre.
Cristóbal Balenciaga no se dejaba ver en sus desfiles ni salía jamás a saludar tras finalizarlos. Si hacemos caso a la leyenda, el diseñador vasco seguía con detalle los pases a traves de un discreto agujero practicado en las cortinas de terciopelo que decoraban su maison. Apenas existen retratos suyos, e incluso llegó a calar el rumor de que el hombre invisible de la alta costura no era más que una invención, una estrategia comercial elaborada con astucia. De lo que no cabe duda es de que "el mejor diseñador de todos los tiempos" -según reconocieron Christian Dior o Coco Chanel- antepuso siempre el prestigio a la fama y fue artífice de una obra inmortal, casi tan grande como el misterio que aún hoy envuelve su biografía.