En el 2018, tuve el gran privilegio de sentir por primera vez la presencia de Dios y escuchar su voz. Fue tan maravillosa aquella incomparable experiencia que inmediatamente reconocí que jamas sentiría algo igual en mi vida.
Una de las tantas cosas que empezaron a cambiar, y que empece a sentir a partir de ese momento, fue un ferviente deseo por describir y compartir aquella mágica experiencia con todo el mundo, para que, al igual que yo, descubrieran lo tan sencillo, real y cercano que tenemos a Dios.