Esta primera antología de la poesía de Simón Partal es una gran fiesta, una esperada rave en la arena, junto a la orilla, muy cerca del mar y de sus profundidades.
Ese de anoche recoge la aventura vital de un poeta que vive de cara a la vida: las sábanas tendidas en un prado abierto, un grupo de chicos que trabajan sus cuerpos en el paseo marítimo, el perro que persigue a las palomas sin intención de atraparlas, la nieve que cae sobre el campo y que exige un caminar de otra manera son algunas de las imágenes y escenarios de esta poesía orientada al milagro cercano de la existencia, versos que no explican el mundo, sino que se empapan de él. Con un fondo enigmático y sereno, la mirada de Partal es la mezcla perfecta de sabiduría y de avidez, de trascendencia y de instinto, de silencio y de hambre.
«Delicada y cruda, antigua y novísima, lírica y prosaica, esta poesía nos habla del ardor del deseo, del amor que otorga sentido y «ofrece desapego», de lo innecesario del acontecimiento, de cómo lo divino accede a manifestarse en el rojo de los tomates, y de la impotencia que a veces se esconde en las palabras. Mientras leemos estos poemas descarnados, conmovedores, sabemos ya que se quedarán por siempre a vivir con nosotros».