En esta obra Paloma Navarrete relata cómo fue su infancia, sus primeras visiones y viajes astrales, las posteriores vivencias esotéricas más relevantes que ha tenido, el aprendizaje con su chamán en Guatemala durante tres años, que cambiarían por completo su vida. Tuvo que desaprender muchas cosas para aprender a percibir la auténtica realidad.
En definitiva, todas sus experiencias durante su dilatada trayectoria como vidente y médium en la búsqueda de personas desaparecidas, los contactos con fallecidos, la investigación en casas encantadas y otros casos curiosos en compañía del Grupo Hepta.
Sus instrumentos habituales de trabajo eran la ouija y una bola de cristal. La clarividencia y la capacidad de comunicarse con los muertos, le permitieron verlos y establecer con ellos un diálogo fluido, ayudando a muchas personas que acudieron a ella para que les diera respuesta a cuestiones que parecían imposibles de resolver.